Más allá de la mala fortuna –otra vez- de Drago en el gol en propia puerta, más allá de la estúpida e innecesaria falta de Fernando Navarro en el minuto final del partido; más allá de que esa misma falta estuvo mal defendida – por allí suelen ponerse Kanouté o Negredo, y ninguno de los dos estaban en el campo-; más allá de la negligente actitud de Negredo –pero del vallecano hablaremos como decía Tip y Coll, la semana que viene-; más allá de la injusta expulsión de Duscher; más allá del error de Jiménez por mantenerlo en el campo y sentar a Romaric; más allá de la gastroenteritis de Escudé que le obligó a quedarse en el hotel; más allá de la racha de lesionados, - ayer fue Squillaci-, más allá de la nula pegada del equipo que se ha pasado todo el partido sin chutar a puerta ni en crear, salvo el gol, una ocasión de peligro; más allá de los errores – dos garrafales al menos- de Manolo Jiménez que conforme transcurría el partido, iba empeorando el equipo; más allá del resultado y del mal sabor de boca por esa pifia a última hora, más allá de todo eso, me quedo con la sensación de que el equipo se desinfla.
Si alguien tenia esperanzas de que todavía era posible engancharse al carro de la liga, después de lo visto ayer y en el ultimo mes de 2009, corre serio peligro incluso, mantener con solvencia y tranquilidad los puestos de Champions. El equipo entre unas cosas y otras, se le cae al entrenador. Ya no es un problema de jugar bien, mal o regular, ahora ni siquiera acompañan los números, el único aval que tiene el actual entrenador del Sevilla para continuar en su puesto.
Ahora mismo el Sevilla está cogido con alfileres y sólo lo mantiene vivo el poderoso juego de bandas mientras que duran las energías de Navas y Perotti, -Capel no cuenta debido a su bajo estado de forma- el buen papel de los centrales cuando se juntan Escudé, Squillaci y Drago, la solvencia de Renato y Zokora y esa letal pareja de delanteros que ahora y durante el próximo mes, estarán ausentes: Kanouté y Luis Fabiano. No hay más.
Los laterales lo pasan mal defendiendo y su aportación en el juego de ataque es nula, Duscher y Romaric no tienen el nivel físico adecuado tras salir de sus largos periodos de lesiones; este último incluso, si bien tiene buen manejo de balón con pierna izquierda, tácticamente y sobre todo, físicamente, está a años luz de otros centrocampistas que han pasado por aquí en los últimos tiempos; Koné y Negredo ni están, ni se les espera.
Y después está el entrenador. Manolo Jiménez se queda sin plan “B”, como casi siempre que el partido se pone feo, y comete, desde mi punto de vista dos serios errores: el primero sacar del lateral a Konko cuando se lesiona Squillaci. Quique lo vio claro y cambió a Reyes por Jurado quien anduvo por allá más solo que la una entrando por la izquierda una y otra vez. Sólo el desacierto de Forlán anoche impidió que nos cayeran más goles. El recambio de Squillaci estaba en el banquillo y se llama Lolo.
El segundo error es cambiar de sistema a mitad de la segunda parte, precisamente cuando el partido pedía más control del juego y menos espacios abiertos. La expulsión de Duscher, tan injusta como evitable –sólo había que haberlo sentado en el banquillo en vez de a Romaric – terminó por desquiciar al equipo y al mismo entrenador que ya nunca supo por donde abordar el camino del gol.
Y la jugada del minuto 93 es la prueba más evidente de ese desquiciamiento: un voleón, sin ton ni son de Adriano, el balón que cae a la demarcación de Fernando Navarro que en vez de aguantar a un futbolista que recibe el balón fuera de la zona de peligro y de espaldas, le empuja tan descaradamente que el gol que llega a continuación es el cruel castigo a tanta impericia. El peor Atlético de Madrid que uno recuerda en Primera División tumba a un equipo que convirtió toda la segunda mitad en desastre general.
2010 empieza como terminó el año: jugando mal y perdiendo. Ahora llega el Barcelona en la Copa y salvo cambio radical, que no vislumbramos, Enero puede ser una cuesta insalvable para todos. Ayer en el Calderón, ni los futbolistas ni el entrenador estuvieron a la altura de un equipo que aspira a codearse con la élite del fútbol en Europa y en España.
Si alguien tenia esperanzas de que todavía era posible engancharse al carro de la liga, después de lo visto ayer y en el ultimo mes de 2009, corre serio peligro incluso, mantener con solvencia y tranquilidad los puestos de Champions. El equipo entre unas cosas y otras, se le cae al entrenador. Ya no es un problema de jugar bien, mal o regular, ahora ni siquiera acompañan los números, el único aval que tiene el actual entrenador del Sevilla para continuar en su puesto.
Ahora mismo el Sevilla está cogido con alfileres y sólo lo mantiene vivo el poderoso juego de bandas mientras que duran las energías de Navas y Perotti, -Capel no cuenta debido a su bajo estado de forma- el buen papel de los centrales cuando se juntan Escudé, Squillaci y Drago, la solvencia de Renato y Zokora y esa letal pareja de delanteros que ahora y durante el próximo mes, estarán ausentes: Kanouté y Luis Fabiano. No hay más.
Los laterales lo pasan mal defendiendo y su aportación en el juego de ataque es nula, Duscher y Romaric no tienen el nivel físico adecuado tras salir de sus largos periodos de lesiones; este último incluso, si bien tiene buen manejo de balón con pierna izquierda, tácticamente y sobre todo, físicamente, está a años luz de otros centrocampistas que han pasado por aquí en los últimos tiempos; Koné y Negredo ni están, ni se les espera.
Y después está el entrenador. Manolo Jiménez se queda sin plan “B”, como casi siempre que el partido se pone feo, y comete, desde mi punto de vista dos serios errores: el primero sacar del lateral a Konko cuando se lesiona Squillaci. Quique lo vio claro y cambió a Reyes por Jurado quien anduvo por allá más solo que la una entrando por la izquierda una y otra vez. Sólo el desacierto de Forlán anoche impidió que nos cayeran más goles. El recambio de Squillaci estaba en el banquillo y se llama Lolo.
El segundo error es cambiar de sistema a mitad de la segunda parte, precisamente cuando el partido pedía más control del juego y menos espacios abiertos. La expulsión de Duscher, tan injusta como evitable –sólo había que haberlo sentado en el banquillo en vez de a Romaric – terminó por desquiciar al equipo y al mismo entrenador que ya nunca supo por donde abordar el camino del gol.
Y la jugada del minuto 93 es la prueba más evidente de ese desquiciamiento: un voleón, sin ton ni son de Adriano, el balón que cae a la demarcación de Fernando Navarro que en vez de aguantar a un futbolista que recibe el balón fuera de la zona de peligro y de espaldas, le empuja tan descaradamente que el gol que llega a continuación es el cruel castigo a tanta impericia. El peor Atlético de Madrid que uno recuerda en Primera División tumba a un equipo que convirtió toda la segunda mitad en desastre general.
2010 empieza como terminó el año: jugando mal y perdiendo. Ahora llega el Barcelona en la Copa y salvo cambio radical, que no vislumbramos, Enero puede ser una cuesta insalvable para todos. Ayer en el Calderón, ni los futbolistas ni el entrenador estuvieron a la altura de un equipo que aspira a codearse con la élite del fútbol en Europa y en España.
NO OS FALTA NI UNA COMA,TOTALMENTE DE ACUERDO CON MIS HERMANOS DE GRANITO.
ResponderEliminarCreo que aciertas en tus comentarios, pero no crees que hay que pedir una rápida solución. Este equipo se le queda grande a JImenez y no es de ahora, como bien dices, ya no nos acompaña el resultado. No crees que los paridos de Valencia, osasuna, Español, Málaga, Valladolid, Jerez, Tenerife, Getafe etc, no jugamos igual pero tuvimos la duerte de definir por la calidad de los de arriba? No jugamoa a nada y el boleón es darle un balón más al contrario. Hemos pasado del olé, olé y el tiki taka al balonazo y lo que pasa es que cuando se juega mal se pierda, antes no pasaba por lo que comenté antes la calidad de arriba, pero ahora sin Luis y si Kanoute, pues esto será un caos.Ya está bien de aguantar un pésimo entrenador
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