martes, 12 de junio de 2012

Ni revolución , ni inmovilísmo (Capitulo tres: El Director Deportivo)


El Sevilla de los seis títulos (de siete finales jugadas) no existiría sin la labor extraordinariamente fértil de D. Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi para los sevillistas. Él consiguió labrar en roca muy sólida, las bases deportivas por las que el Sevilla Fútbol Club pasó de ser un absoluto desconocido en Europa, a ganar tres títulos continentales, algo que sólo pueden presumir en España, los grandes de nuestro fútbol, y el Sevilla entre ellos. 

Son tantos los aciertos, tantas las satisfacciones, que su tarea se antoja impagable por el sevillismo. Esa capacidad para crear desde la nada un equipo seis veces campeón, llamó la atención de los sempiternos buitres de nuestro fútbol que quisieron arrebatárnoslo a golpe de talonario. Y estuvieron a punto de conseguirlo. Sólo una gestión directa del Presidente del Sevilla lo evitó. Eso y su sevillismo a prueba de bombas. Y hubo y sigue habiendo muchas en su camino.

Valga esta introducción para reconocer lo que todo el sevillismo no debe olvidar, y más ahora que pintan bastos: Monchi es patrimonio deportivo de nuestro club y por tanto hay que hacer todo lo posible para no tirarlo por la borda. Quienes no sienten en blanquirojo tienen puesto desde hace tiempo a nuestro Director Deportivo en el punto de mira. Quieren dinamitar ese binomio (Del Nido-Monchi) que tanta gloria ha dado a los sevillistas y al futbol en nuestra ciudad.

En consecuencia, desde “De Granito”, consideramos absolutamente acertado la decisión del Consejo de Administración de nuestro club, de garantizarle un contrato de larga duración. Es la mejor manera de conservar ese patrimonio deportivo del club que es Monchi. No hay prueba más absoluta de confianza ciega a la labor extraordinaria de un hombre que ha puesto todo de su parte, superando problemas personales e incluso familiares, para llevar el Sevilla Futbol Club a la cima del fútbol en el mundo.

Pero el futbol no vive del pasado y si es cierto todo lo anterior, no es menos cierto, que las decisiones tomadas en las dos últimas temporadas a la hora de planificar la plantilla han lastrado gravemente el presente y el futuro a corto plazo del crecimiento deportivo del club. Los errores en la planificación de la plantilla, ahora reconocidos tácitamente, han erosionado seriamente la labor y la imagen de Monchi y su equipo en estos dos últimos años, y al mismo tiempo las arcas del club se han resentido seriamente. Un club con el nivel de ingresos del Sevilla, con un presupuesto muy por debajo de los aspirantes a ganarlo todo, no puede dilapidar cien millones de euros en un fallido “Plan Renove” de futbolistas que no han rendido en en el césped lo que se esperaba de ellos.

La consecuencia inmediata de esos errores lo estamos viendo en la nueva política de fichajes del club. Tenemos que renunciar a firmar futbolistas promesas con un futuro más o menos interesante por el elevado riesgo de fracaso que han dejado ya aquí los Tom de Mul y compañía y también, por supuesto, olvidarse a corto plazo de fichajes contrastados por su elevado caché económico. Se ficha para el presente buscando el rendimiento inmediato y si es posible a coste cero. Aún a costa de envejecer la edad media de la plantilla. Diego López, Maduro y todos los que vengan, cumplirán esa condición. Ya veremos si da resultado, ojalá que sí.

Ante este nuevo escenario poco habitual en los últimos años, con una plantilla ciertamente devaluada, con la mayoría de los futbolistas que nos dieron la gloria fuera del club, y con apenas dos o tres futbolistas “Clase A”, en la plantilla, Monchi debe acometer una tarea ingente pero ineludible: devolver a esta entidad, y en el menor plazo posible, el prestigio futbolístico perdido.

Para ello debe comenzar por confeccionar una plantilla competitiva con exigencia a corto-medio plazo, dotar a la misma de futbolistas que sean capaces de rendir sin esperar su adaptación hasta la eternidad (Guarente o Cigarini), limpiando ese vestuario de futbolistas no comprometidos, (Spahic, Alexis, Romaric o Rakitic), y exigiéndole al entrenador que no viva de espaldas a la carretera de Utrera. Quien quiera que ocupe el banquillo sevillista debe saber que renunciar a la cantera, es renunciar al progreso de nuestro club.

Monchi es el pasado, el presente y el futuro de este club. Es uno de los nuestros, y no hay color, en ese debate maniqueo e interesado alentado por nuestros adversarios y sus voceros, sobre su contrastada capacidad. Los aficionados no somos ingenuos; sabemos que el Sevilla de los seis títulos forma parte del pasado y probablemente pasarán muchos años antes de que ocurra algo parecido, pero quien renuncie de antemano a colocar al Sevilla Futbol Club a la altura de los más grandes, tiene los días contados en el club. Por muy alto que sea su pedestal. De ello hablaremos en nuestro próximo post.

Continuará……

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