martes, 31 de marzo de 2009

31 de marzo de 1946: El gol que nos dio una Liga

Mi padre me lo contó, a mi y a mis hermanos, cientos de veces. Y cada vez que lo hacía, una lágrima resbalaba por su mejilla. Se emocionaba cuando recordaba aquél gol de Araujo en el viejo estadio de Las Corts en Barcelona. El día que ganamos la única liga que luce nuestras vitrinas.

Aquel 31 de marzo de 1946, el Sevilla Fútbol Club, el equipo más grande del sur de Europa, llegaba a la ciudad condal empatado a puntos con el FC Barcelona y solo le bastaba el empate para proclamarse, por primera vez en su historia, campeón de Liga en España, gracias a que tenia ganado el gol-average particular con el equipo catalán.

Mi padre nos contaba que el jueves previo al partido, el equipo recorrió en autobús la distancia que separaba el viejo Nervión hasta la estación de Plaza de Armas en olor de multitudes y la apoteosis se produjo en los antiguos andenes y alrededores de la estación, donde una gran multitud de sevillistas de la capital y pueblos limítrofes se habían desplazado a Sevilla a despedir el equipo y exigirles que regresaran con el titulo bajo el brazo.

El domingo día del partido, a las cinco de la tarde, la radio (aquél fue el primer partido en la historia del fútbol en España que fue retransmitido en directo por la radio, y lo hizo para Radio Nacional de España, el popular Matías Prast) le contaba a los sevillistas que el estadio de Las Corts era una olla a presión con mas de 55000 personas en el graderío, entre ellos apenas un millar de sevillistas llegados desde todos los puntos de la novena provincia andaluza.

Mi padre recitaba de carrerilla aquella alineación del Sevilla Fútbol Club que aquél día hizo más grande la historia del más grande equipo del Sur de Europa:

Busto en la portería; Joaquín y Villalonga en la defensa; Alconero, Antúnez y Eguiluz en la media y López, Arza, Araujo, Herrera y Campos en la delantera.

Pero lo que mas nos gustaba a mis hermanos y a mi era cuando mi padre, casi con la voz quebrada y los ojos perdidos en la memoria, contaba aquel gol histórico del Sevilla Fútbol Club. El Gol de Araujo que nos dio la Liga.

Juanito Arza ¡como hablaba mi padre de Juanito Arza!, cogió el balón en el centro del campo, se internó unos metros, y como era habitual en él, abría el balón a la banda donde siempre estaba el capitán del Sevilla, aquél día histórico, el gran Pepe López.

López, salva la entrada de Curta y cuando llega a la altura del área, aun muy pegado a la raya, centra y pone el balón dentro del área a media altura entre la defensa contraria, y Araujo, que siempre estaba en el sitio preciso, clava de un testarazo el esférico en la red del meta Velasco.

Sólo habían transcurrido seis minutos de juego y contaba mi padre que de ahí hasta que Pedro Escartín pitó el final del partido, los nervios, la angustia casi, se apoderó de él. Se le hizo el partido eterno y todavía más, cuando Bravo en el minuto 63 igualó el choque.

El empate nos daba la liga y cuando el arbitro dio el pitido final, la Sevilla blanquiroja se echó a la calle en medio de una gran algarabía. Mi padre nos contaba que una multitud de sevillistas abrazados a nuestra bandera se dirigieron a los alrededores del Bar Cristales en los Jardines de Murillo, el punto de encuentro de la Sevilla futbolística de la postguerra y en una radio enorme que había en el local se enteraron como la tonadillera y sevillista Antoñita Moreno, que actuaba en el Teatro Álvarez Quintero, salió al escenario con una gran bandera del Sevilla Fútbol Club, siendo acogida con grandes aplausos por el publico asistente.

La vuelta a Sevilla fue apoteósica y al pasar por Córdoba el equipo se subió a un autobús engalanado con las banderas del sevilla y la leyenda “¡Viva el Sevilla! ¡Campeón de Liga!



Si Córdoba fue una fiesta, el camino de regreso a Sevilla fue un puro éxtasis en sevillista. Por cada población donde pasaba el equipo era vitoreado y agasajado por miles de sevillistas que querían ver de cerca a sus campeones.

En Écija la comitiva tuvo que detenerse porque era imposible avanzar, por la Luisiana otro tanto de lo mismo; en la entrada a Carmona estaba prácticamente todo el pueblo esperando a la caravana y el equipo fue homenajeado en el Ayuntamiento de la localidad.

Tras Carmona, pasaron en olor de multitud por el Viso y Mairena del Alcor, hasta llegar otra vez a la apoteosis en Alcalá de Guadaira, de donde era originario uno de los héroes de Las Corts, el medio Joaquín quien su propia madre le estaba esperando a pies de las escaleras del autobús.

Desde Alcalá de Guadaira a Sevilla la caravana de vehículos y autobuses era tan amplia que se alargaba en varios kilómetros por la carretera y por fin, con mas de cuatro de horas de retraso sobre el horario previsto, llegó el autobús del Sevilla Fútbol Club a la Plaza Nueva. Y allí estaba mi padre junto a miles de sevillistas celebrando el primer título de liga de nuestra historia.

El gol de Araujo hizo feliz a muchos sevillistas en una época de la historia de España donde eran pocas las alegrías.

Cuando ganamos la Copa de la UEFA en Eindhoven y mientras mis lagrimas salían a borbotones, vi en el cielo de aquella inolvidable ciudad holandesa, a una estrella brillar en el cielo con más fuerza que ninguna otra.

Entonces, solo entonces, comprendí lo feliz que fue mi padre cuando ganamos la Liga.

Por gentileza del blog "Ayer y Hoy Sevillista" os dejo este video de aquél glorioso partido en memoria de todos los sevillistas del tercer anillo.








2 comentarios:

  1. sector pinomontano31 de marzo de 2009, 23:19

    solo decirte que gracias a dios ya sabemos lo que sintio tu padre ese dia antonio.

    ResponderEliminar
  2. que cosa mas bonita. con la música de la película de clint eastwood ;sin perdón.
    el gol nunca lo había visto. gracias de granito por este post tan bello.

    ResponderEliminar