martes, 24 de marzo de 2009

...Pongamos que hablo de Kanouté


No lleva esas típicas gafas negras con cristales de espejo, de moda entre los futbolistas de la galaxia.

Ni luce en su cabeza esos extravagantes rizos o peinados mas propios de una estrella de cine que de un futbolista.
Su look responde a la de un hombre comprometido con la causa de un pueblo, Mali, y con la austeridad propia de quien sabe que en su país hay muchos niños pasando hambre.

....Pongamos que hablo de Kanouté.

Llegó al Sevilla Fútbol Club envuelto en un halo de humildad que nunca, ni siquiera ahora que todo el mundo le reconoce su grandeza, ha abandonado.

....Pongamos que hablo de Kanouté.

Pero ya hemos hablado en otro post de este blog del Kanouté como persona. Toca ahora hablar del Kanouté como futbolista del más grande equipo del sur de Europa: El Sevilla Fútbol Club.

Y lo voy a dejar claro desde el principio. En mi opinión, estamos disfrutando, vestido de sevillista, del más grande futbolista que mis ojos han visto en la bombonera de Nervión.

Mi padre hablaba de Juanito Arza con veneración y nuestros mayores lo consideraban un emblema de un Sevilla campeón en la primera mitad del siglo XX.

Ni yo, ni los sevillistas de mi generación, esa generación maldita hasta que el binomio Del Nido-Monchi, nos dio 5 títulos, vamos a cuestionar la importancia de Juanito Arza, de Pepillo, de Mateos, de Ramoní, de Campanal, de Polster, de Suker, ni de ningún otro futbolista legendario que ha vestido la casaca del Sevilla fútbol Club.

Pero ni mi padre, ni todos los dichosos habitantes del tercer anillo de la bombonera, han podido ver el lío que está formando Kanouté en la hierba de Nervión.

Quedará grabado en mi retina durante mucho tiempo el minuto 93 del partido que el Sevilla Fútbol Club disputó la tarde noche de un 8 de marzo de 2009 en el Ramón Sánchez Pizjúan contra el Almería.

Kanouté, exhausto de bregar, de saltar, de golear, de gambetear por el césped, defendía a 90 metros de su posición natural, el área contraria, en el corner que une el Gol Norte con la tribuna de preferencia un balón que Crusart intentaba llevar a los dominios de Palop cuando el equipo necesitaba de la ayuda de todos para sacar el partido adelante.

Y me acordé, no se me asusten, de Alfredo Di Stéfano, el mejor futbolista de la historia del fútbol para los aficionados que, como mi padre, sólo veían el fútbol en la TV de blanco y negro.

Cuentan las lenguas antiguas que era el futbolista total. Lo mismo defendía que atacaba; lo mismo remataba un corner que defendía el del contrario; lo mismo jugaba de delantero centro que en el centro del campo; lo mismo partía una cintura, que daba un pase cosido al pie del amigo a cuarenta metros; lo mismo se fajaba con el contrario que hacía una filigrana, lo mismo era el máximo goleador, que el mejor defensor.

¿Y no es eso lo que hace Kanouté?

Sí, no se me asusten. Kanouté es el futbolista total.

¿Han visto tus ojos otro futbolista que, sin ser defensa, defienda mejor que Kanouté?

¿Han visto tus ojos otro futbolista que, sin ser centrocampista, sepa atemperar el partido, mejor que Kanouté?

¿Han visto tus ojos otro futbolista que, sin ser un peón de briega, se faje contra el rival mejor que Kanouté?

¿Han visto tus ojos otro futbolista que sea tan generoso con el equipo, como lo es Kanouté?

¿Han visto tus ojos otro futbolista que haya marcado gol en cinco de los títulos conseguidos?

A todas estas preguntas ya contestaron, recién llegado a Sevilla, con su eficiencia habitual, con su tono habitual, con su ironía habitual, nuestros sevillanos medios deportivos de comunicación.

Que ciego hay que estar, que resentido hay que ser, que falta de profesionalidad hay que tener, para, desde la más absoluta miopía futbolística, desde la más absoluta ignorancia técnica, desde la más absoluta subjetividad, decir, como dijeron nuestros imparciales plumillas, que Kanouté era un mediocre futbolista, que venia de un mediocre equipo, que tenía unos mediocres números como goleador, y que tenia una mediocre carrera. No era un futbolista clase “A”, concluían. Y encima era viejo.

La respuesta a todos esos vendedores de humo verde, la dicta, semana tras semana, la grada de Nervión cuando canta: ¡Todos queremos que marque Kanouté!

1 comentario:

  1. Magnifico comentario.
    Y ahora empiezan los diarios deportivos con la misdma cantinela del año pasado por esta epoca pretendiendo desmantelar el equipo.
    Kanoute al Milán, Monchi al Madrid, Capel no quiere renovar...
    Grande sevilla

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