Último ensayo

Emotivas sensaciones las vividas ayer noche en la bombonera de Nervión en el transcurso del partido con el que el club homenajeaba a nuestro querido y añorado Antonio Puerta.

Magnifica la respuesta de la afición en un triple sentido: acudiendo al campo en una tórrida tarde-noche de verano a pesar de la retransmisión televisiva del encuentro, animando sin parar al equipo y demostrando una elegancia extraordinaria, un señorío enorme y un saber estar impresionante, ante la presencia en el banquillo del Xerez CD del impresentable Ziganda. La afición supo valorar que ayer no era el día de elevar a protagonista la triste figura del “Cuco” y respondió de la mejor manera posible ante ese impresentable: la indiferencia.

El partido transcurrió por los cauces ya conocidos de nuestro equipo: mucha posesión de balón, inocua pero posesión al fin y al cabo, poca verticalidad, mucha espesura en la construcción del juego de ataque, solvente y serio en defensa, salvo un par de despistes que a punto estuvo de aprovechar el rival, y con la sensación de que Zokora está demasiado maniatado en el centro del campo. Didier es un futbolista explosivo, con mucho recorrido y que necesita tener mucha salida de balón para sorprender al rival. Un estilo a lo que era Julio Baptista con Joaquín Caparrós. Muy destacable la actuacíon de un José Carlos un chaval que apunta alto y que ayer, golazo de falta incluido, demostró que puede jugar en Primera División.

Y por último no quiero pasar por alto el persistente pésimo estado del césped.

No es de recibo que después de más de tres meses con la hierba resembrada, tras un serio esfuerzo económico y logístico, por parte del Consejo de Administración para levantar el césped inmediatamente después de finalizada la temporada pasada, y a tres semanas vista del inicio de la competición, el césped parezca cualquier cosa menos un terreno de juego apto para jugar al fútbol.

¿Que está pasando? ¿Quién es el responsable? ¿Qué soluciones requiere el césped?

No estoy de acuerdo con la sempiterna excusa de los rigores climatológicos del verano sevillano. Si se dan una vuelta por el Estadio Olímpico o por la Ciudad Deportiva de la carretera de Utrera, se puede comprobar que los terrenos de juego están en un muy buen estado y los rigores del calor son los mismos.

Estamos claramente ante un serio problema de incompetencia por los responsables de reparar el césped. Incompetencia e ineptitud que es pareja tanto al responsable de las instalaciones del Sevilla Fútbol Club, como de la empresa responsable de esos trabajos que no acierta, año tras año, en el tratamiento que el campo necesita.

No podemos criticar el estado del césped en Conil o en el Estadio Ramón de Carranza y luego tener el nuestro en similares o peores condiciones.

Sería un desprestigio enorme para un club profesionalizado al máximo, con un nivel de exigencia altísimo en todos los niveles, el presentarnos en el inicio de temporada, y no digamos, en la Champions, con el terreno de juego en esas condiciones. Y lo milagroso es que no hayamos tenido todavía una lesión importante en esa madriguera de conejos que parece el césped del Ramón Sánchez Pizjuán.

Hay que depurar responsabilidades y el Consejo de Administración debe de tomar las medidas pertinentes. El Sevilla Fútbol Club, el mejor equipo del Sur de Europa, no puede tener un terreno de juego en esas lamentables condiciones.