Hijo y nieto de árbitros de fútbol, Luis Medina Cantalejo, ha puesto punto y final a una carrera deportiva en la que se ha ido siendo el mejor árbitro de fútbol sevillano, andaluz y sevillista de toda la historia.
Las estadísticas dicen que Luis Medina Cantalejo arbitró una final de la Copa de la UEFA, pero De Granito vio a Luis Medina Cantalejo en Glasgow ataviado con sus colores blanquirojos en los alrededores de Hampden Park minutos antes de que nuestro Sevilla Fútbol Club disputara la final contra el Español. Parapetado de miradas indiscretas tras unas gafas negras, cuando lo reconocimos se limitó a guiñarnos un ojo pero como a todos los sevillistas en esa noche mágica, a Luis Medina Cantalejo le latía sangre roja.
Y ahora ese sevillista se ha retirado de los terrenos de juego por, a mi entender, una absurda y disparatada ley que obliga a los árbitros, también a los buenos, a colgar el silbato cuando cumplen la edad reglamentaria.
Nunca entenderemos que auténticos botarates del silbato sigan campando por sus respetos en los campos de juego de España por el hecho de no tener cumplidos 45 años y que a un extraordinario árbitro haya que retirarlo cuando está en su máxima madurez como profesional.
Que Pérez Lasa, Iturralde González, Bernardino González Vázquez, Pérez Burrull, o Teixiera Vitienes, por solo decir unos pocos, estén todavía en activo y a los buenos se les jubile, no es sano para este deporte que amamos.
Luis Medina Cantalejo se ha retirado por la puerta grande del fútbol. Y no le ha sido fácil el camino. Nunca fue bien recibido en la capital del reino donde ser sevillano y sevillista está mal visto. Probablemente aquel cabezazo que Zidane propinó al italiano Materazzi en la finalísima del Mundial de Alemania de 2006 y que le valió la expulsión, le marcó su carrera. Desde entonces Luis Medina Cantalejo fue visto con “lupa” por los que mangonean el fútbol español.
Pero él siguió su camino, ajeno a toda aquella campaña de criminalización mediática que fue a mas cuando en el marco de una jornada para estudiantes organizada por la Federación Andaluza de Fútbol, dejó dicho algo que sonó a herejía en el fútbol patrio: ¿Sabían ustedes que Zidane ha sido expulsado mas veces en un campo de fútbol que Pablo Alfaro?...se atrevió a preguntar nuestro protagonista a un estudiante que le preguintaba por enésima vez en su vida por la expulsión de Zidane.
Arbitro incomodo para el poder, tuvo que aguantar el tipo aquel año de 2002, en un Barça-Real Madrid, cuando un aficionado arrojó a Figo una cabeza de cochinillo como testimonio de su traición culé. Luis Medina Cantalejo suspendió el partido y quizás por presiones desde el Paseo de la Castellana, ya no pitó el clásico del fútbol español hasta seis años después en 2008, algo absolutamente injusto para un arbitro que desde 2002 era uno de nuestros árbitros FIFA internacionales. Cosas del Comité de designación de árbitros formado por tres impresentables con nombre y apellidos: Martin Navarrete, López Nieto y Puentes Leira.
Luis Medina Cantalejo entregó el otro día a la Federación Andaluza de Fútbol su camiseta y el balón de la final de la Copa de la UEFA. Su figura esta siendo homenajeada por cientos de deportistas, instituciones y dirigentes del fútbol español y con toda probabilidad, tardará mucho tiempo en que salga de Sevilla un árbitro con la entereza, la honestidad, la profesionalidad, la equidad y el buen hacer que Luis Medina Cantalejo ha desparramado por esos campos de fútbol a lo largo de toda su carrera deportiva.
Por si eso fuera poco, Luis Medina Cantalejo ha devuelto al fútbol y al arbitraje sevillano la dignidad y el señorío en un campo de fútbol que mancilló y denigró otro colegiado sevillano, de infausto recuerdo para el mundo del fútbol y que respondía al nombre de Japón Sevilla.
Luis Medina Cantalejo fue homenajeado el otro día en nuestra ciudad en un acto al que acudieron prácticamente todos sus compañeros de profesión y la gran mayoría de dirigentes deportivos. El Sevilla Fútbol Club estuvo representado en ese acto por su director general, José María Cruz, el delegado Cristóbal Soria y Pablo Alfaro.
Mi enhorabuena a un sevillista célebre como éste, que nos da la esperanza de que no todo el estamento arbitral está corrupto. Un ejemplo de independencia, calidad arbitral y -aunque en secreto- sevillismo.
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