La casualidad ha querido que hoy, martes y 13 de Abril, el Sevilla Fútbol Club juegue un partido de fútbol en Valladolid, la patria de Miguel Delibes. Y lo hace cuando a la misma hora, diversos colectivos poéticos y asociaciones literarias de Sevilla, entre los que se encuentra la ASOCIACIÓN APOLOYBACO, le rinden en nuestra ciudad un merecido homenaje. Sevilla y Valladolid unidos simbólicamente por la figura humana y literaria de Miguel Delibes, uno de los grandes escritores españoles del Siglo XX.
Delibes siempre se reconoció muy aficionado al fútbol y cosa curiosa, al igual que Mario Benedetti, también jugaba de portero, o de arquero, como lo llaman en Sudamérica. Incluso escribió un libro en 1982 titulado “El otro fútbol” un alegato contra el fracaso del fútbol patrio de aquella época representado en el bochornoso papel de la selección española en el Mundial de fútbol celebrado en nuestro país en 1982.
Delibes fue muy Pucela. Jugó en las categorías inferiores del equipo albivioleta y siempre tuvo a gala la practica del deporte, actividad que desarrolló en muy diversas modalidades, desde el atletismo al tenis de mesa, desde el ciclismo a la caza, pasando por el fútbol lógicamente. A Delibes le obsesionaba el tiro lejano a portería y ahí, en esa carencia genética del fútbol español hacia el tiro lejano, empezaron sus desencuentros con el fútbol que se hacía en España y que toco suelo en el Mundial del 82. Delibes fue siempre muy critico con quienes veían en el regate y la filigrana la manera de entender el fútbol.
Él era de los que entendía el fútbol recio, poderoso físicamente, y adoraba el disparo potente y lejano, todo en definitiva de lo que España careció durante mucho tiempo. Delibes, sin embargo vio antes de morir a la selección española ganar un campeonato de Europa a base de pases cortos –pasesitos decía él – regates y adornos. Delibes pudo ver a un equipo que derrotó a la fuerza y virilidad del fútbol teutón, a un equipo con estilo propio, con carácter, con velocidad ante la portería contraria.
Pero quizás Migel Delibes no quería llegar a tiempo de ver a su Real Valladolid descender a Segunda, algo que ocurrirá con mucha probabilidad si al tiempo que se recita su obra en el Tejar del Mellizo, Kanouté y compañía ganan en Zorrilla.
Hoy se homenajea en Sevilla a Miguel Delibes, escritor de Castilla y periodista, un amante del fútbol, que supo contar con sabia sencillez esta “pasión dominante para no pocos españoles”.
Delibes siempre se reconoció muy aficionado al fútbol y cosa curiosa, al igual que Mario Benedetti, también jugaba de portero, o de arquero, como lo llaman en Sudamérica. Incluso escribió un libro en 1982 titulado “El otro fútbol” un alegato contra el fracaso del fútbol patrio de aquella época representado en el bochornoso papel de la selección española en el Mundial de fútbol celebrado en nuestro país en 1982.
Delibes fue muy Pucela. Jugó en las categorías inferiores del equipo albivioleta y siempre tuvo a gala la practica del deporte, actividad que desarrolló en muy diversas modalidades, desde el atletismo al tenis de mesa, desde el ciclismo a la caza, pasando por el fútbol lógicamente. A Delibes le obsesionaba el tiro lejano a portería y ahí, en esa carencia genética del fútbol español hacia el tiro lejano, empezaron sus desencuentros con el fútbol que se hacía en España y que toco suelo en el Mundial del 82. Delibes fue siempre muy critico con quienes veían en el regate y la filigrana la manera de entender el fútbol.
Él era de los que entendía el fútbol recio, poderoso físicamente, y adoraba el disparo potente y lejano, todo en definitiva de lo que España careció durante mucho tiempo. Delibes, sin embargo vio antes de morir a la selección española ganar un campeonato de Europa a base de pases cortos –pasesitos decía él – regates y adornos. Delibes pudo ver a un equipo que derrotó a la fuerza y virilidad del fútbol teutón, a un equipo con estilo propio, con carácter, con velocidad ante la portería contraria.
Pero quizás Migel Delibes no quería llegar a tiempo de ver a su Real Valladolid descender a Segunda, algo que ocurrirá con mucha probabilidad si al tiempo que se recita su obra en el Tejar del Mellizo, Kanouté y compañía ganan en Zorrilla.
Hoy se homenajea en Sevilla a Miguel Delibes, escritor de Castilla y periodista, un amante del fútbol, que supo contar con sabia sencillez esta “pasión dominante para no pocos españoles”.
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