Una lágrima interminable

Una lágrima interminable ha recorrido esta noche en Nervión la mejilla de miles de sevillistas. Una lágrima que brotó nada más ver ese pedazo de tifo que los Biris, -grandes entre los grandes- desplegaron en el corazón de la bombonera en homenaje al Gran Capitán.

Una lágrima interminable que saltó de nuestros ojos cuando vimos esos cinco trofeos, como cinco soles, esperando a que nuestro querido Javi Navarro fuera homenajeado y ovacionado por los sevillistas de Nervión.

Una lágrima interminable que surcó muy despacito por la mejilla de miles de sevillistas cuando Javi Navarro abrazaba, uno a uno, a todos los compañeros que han compartido con él, ese repoquer de trofeos ganados en el césped.

Una lagrima interminable que inundaba nuestros corazones sevillistas cuando le dimos a nuestro capitán la mayor ovación que yo jamás oí nunca en el Ramón Sánchez Pizjuán.

Una lágrima interminable que estalló de júbilo cuando Perotti, ese pequeño gran futbolista, nos dio el gol que nos mete, por sexto año consecutivo en Europa, que abre la puerta grande del fútbol al Sevilla Fútbol Club, que nos coloca, por tercera vez en nuestra historia, en la élite del fútbol mundial.

Una lágrima interminable que nubló nuestros sentimientos cuando vimos ese haz de luz recorrer los tres anillos del Ramón Sánchez Pizjuán tras la finalización del partido.

Una lágrima interminable que salía a borbotones cuando vimos llorar y gritar y saltar y gozar de alegría a Manolo Jiménez, manteado por una plantilla de profesionales, que han demostrado, una vez más, que su compromiso con el escudo, con la camiseta y con la afición es inquebrantable.

Una lágrima interminable que empañaba nuestros ojos y encogía nuestros corazones cuando los fuegos artificiales en blanco y rojo, nos obligaban a mirar al cielo. Allí en lo alto, muchas estrellas poblaban el tercer anillo de la grada sevillista. Allí entre luces intermitentes, las estrellas se mezclaban con el resplandor de los mecheros encendidos, de los focos danzarines, de las pupilas resplandecientes de miles de sevillistas.

Esta noche vimos llorar a nuestra gente de alegría. Compartimos abrazos y brindis con nuestra gente, con los de siempre, con los Sevillistas de granito. Esta noche comenzamos un ciclo nuevo de gloria sevillista.

Esta noche Sevilla es rojiblanca. Y lo mejor está por llegar. ¿Verdad Presidente?