domingo, 18 de diciembre de 2011

A esto no hay derecho


La humillación sufrida hoy en nuestro estadio, es demasiado grande como para poner paños calientes. Dejémonos de milongas sobre la suerte, los árbitros o cualquier otro tópico que sólo utilizan los mediocres cuando quieren justificar lo injustificable. Era difícil repetir el espectáculo del año pasado y lo hemos conseguido. A esto no hay derecho

La liga ya no es competitiva, y será así mientras Madrid y Barcelona se lleven todo el botín en juego, pero esa verdad no puede camuflar un desastroso planteamiento de nuestro entrenador, ni tampoco esa actitud de brazos caídos en la que se han refugiado hoy muchos de nuestros futbolistas. A esto no hay derecho

El Real Madrid es un equipo difícil de meterle mano. A sus muchas virtudes y pocos defectos, hay que sumarle la impronta que le ha dado Mourinho, ese polémico personaje, pero magnifico entrenador que ha sabido inculcar entre sus futbolistas algo tan elemental en cualquier grupo humano como que la colectividad, prima por encima de la individualidad. Con Mourinho, el que no corre no juega, se llame Kaká, Benzema u Ozil. Y en eso el Madrid también nos han ganado hoy por goleada. A esto no hay derecho.

Es difícil cuando te meten seis goles en tu casa, encontrar algún argumento que de alguna forma te haga más llevadero ese escandaloso marcador. Pero difícilmente tenemos los sevillistas esta noche algo a lo que agarrarnos. Sólo la actitud de Navas y Kanouté se salvan de esa indolencia con la que nuestros futbolistas han deambulado durante todo el partido por el césped de nuestra bombonera. A esto no hay derecho.

El equipo está a años luz del que hasta hace poco asombraba a toda Europa. La plantilla de futbolistas ha ido poco a poco vulgarizándose y descendiendo a mil por hora en calidad. Pero eso, que puede entenderlo la afición, debe estar compensado por la actitud de los futbolistas. Cuando la calidad del adversario es infinitamente superior, toca poner encima de la mesa la casta y el coraje que la supla. Y esta noche eso no ha pasado. Y a esto no hay derecho.
A plantillas mediocres, la suelen entrenar entrenadores mediocres, y en las últimas temporadas han pasado por nuestro banquillo algunos de ellos, incluido el que ahora ocupa el lugar que antes tenían Manzano, Álvarez, o Jiménez. Marcelino tiene los genes de un entrenador medroso, miedoso, y poco hábil a la hora de gestionar una plantilla, que si bien no está dimensionada para ganar la liga, si debe ser suficiente para no dar el bochornoso espectáculo de esta noche en nuestro estadio. A esto no hay derecho

Después de 15 jornadas de liga disputadas con más pena que gloria, con partidos infames y derrotas lastimosas, más la eliminación prematura en la UEFA League y el “papelito” del otro día en Lepe, lo más suave que se puede decir de nuestro entrenador, es que el equipo sigue sin encontrar su seña de identidad. Mourinho lo dijo el otro día en la previa del partido: “no sé cómo va a jugar el Sevilla”…nosotros tampoco. Y a esto no hay derecho.

Para ganarle al Madrid, tiene que estar en la hierba tus mejores futbolistas, entre ellos Kanouté. Cuando salió el de Mali íbamos ya 0-3. Y a esto no hay derecho
Cuando sale Campaña, lo primero que hace nuestro canterano, es darle a Navas el pase del primer gol. Hasta entonces, y con el partido 0-4, estaba sentado en el banquillo. A esto no hay derecho
El Madrid nos hace el cuarto gol con un futbolista menos en el campo. Quizás si el entrenador hubiese decido jugar con tres defensas después de la expulsión de Pepe, la afición lo hubiese entendido. Pero mantener durante todo el partido la línea de cuatro atrás para que el rival termine metiéndote seis, es de entrenador ramplón. Y a esto no hay derecho.

Contra el equipo más veloz del Planeta, pusimos la pareja de centrales más lenta: Fazio y Spahic; contra la pareja de centrales más en forma del campeonato: Pepe y Sergio Ramos, pusimos al indolente Negredo en solitario. Y Ronaldo y Di María pasando por encima de nuestros centrocampistas. A esto no hay derecho.

Marcelino tuvo cuando llegó muchísimo crédito. Generó ilusión y transmitía empatía entre la afición. Pocos como él tuvieron la suerte de ganarse a la afición prácticamente sin hacer nada. Sólo su presencia y su discurso, valiente y atrevido sobre el papel, fue suficiente para hacernos creer a todos, que habíamos dado en el clavo con su contratación. Sólo seis meses después esas sensaciones se han ido difuminando a medida que el equipo no responde a lo que de él se esperaba. Hoy Marcelino es un entrenador cuestionado seriamente por la mayoría de la afición, y siendo eso relevante, todavía lo es más el hecho de que da la sensación de que la plantilla no cree en sus métodos. Y si a eso le sumamos el aparente deterioro físico de la plantilla, la conclusión es clara: A esto no hay derecho.

La afición empieza a recelar de las decisiones deportivas tomadas por el Consejo de administración y la dirección deportiva. Las miradas y las protestas irán destinadas más allá del banquillo, si este espectáculo se repite. Porque dos veces seguidas no puede meterte seis goles el Madrid. Y menos el día del homenaje al comandante Drago. A esto no hay derecho.

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