Si siempre las lesiones son inoportunas, una de las más desafortunadas sin duda, fue la que tuvo a Dragutinovic en el dique seco durante su última temporada en nuestro club. Aquella rotura del tendón de Aquiles en víspera de jugarse el Mundial de Sudáfrica, privó a nuestro jugador de disputar lo que hubiera sido su única participación en un mundial, lo que sin duda hubiese supuesto un broche de oro a su carrera deportiva.
No sabíamos nada de este fornido jugador que Monchi trajo en 24 horas cuando se consumó la marcha de Sergio Ramos al Real Madrid en el verano de 2005. Ni nos imaginábamos algunos – yo el primero – lo que Dragutinovic iba a significar en la reciente y gloriosa historia del Sevilla Fútbol Club. Vino en la temporada de nuestro centenario y sus primeros partidos con nuestra gloriosa camiseta nos dejaban dudas, al menos a mí, de que tuviese el nivel suficiente para jugar en el Sevilla. Me equivoqué groseramente. Dragutinovic ha sido uno de los futbolistas más íntegros que he conocido vistiendo la camiseta blanca de nuestro equipo.
Pudo irse en la cresta de la ola cuando levantó seis títulos al cielo en busca de la mirada cómplice de su amigo y compañero, Antonio Puerta a quién tuvo la desdicha de ser el primero en atenderle allí junto a la portería de Gol Sur de aquél nefasto día contra el Getafe. Pero rechazó ofertas económicas muy tentadoras. Pudo quedarse aquí otra temporada más que le ha ofrecido el Sevilla en reconocimiento a su compromiso deportivo con nuestro club, por su profesionalidad y por su carisma dentro y fuera del vestuario. Pero Ivica Dragutinovic no quiere estorbar. Da un paso atrás y con 35 años a sus espaldas, busca terminar su carrera haciendo lo que le hace feliz: jugar al fútbol y resarcirse de un aciago año con muchas horas de machacona voluntad en los gimnasios para seguir jugando al fútbol.
Te echaremos de menos Drago. Tu nombre ya forma parte junto con otros futbolistas de leyenda, de las páginas más brillantes de la historia de este bendito equipo de futbol que tú, con tu esfuerzo, con tu integridad y profesionalidad, contribuiste a formar. No hay muchos casos de futbolistas que consigan el éxito en los últimos años de su carrera futbolística. Y mucho menos que levanten seis títulos con los 30 años cumplidos. En eso consiste tu grandeza, Comandante.
Probablemente, lo mejor que yo y muchos sevillistas puedan decirte en la hora de tu despedida, es reconocer públicamente, que esta temporada que acaba de terminar, te hemos echado muchísimo de menos. Gracias y hasta siempre Ivica Dragutinovic.
No sabíamos nada de este fornido jugador que Monchi trajo en 24 horas cuando se consumó la marcha de Sergio Ramos al Real Madrid en el verano de 2005. Ni nos imaginábamos algunos – yo el primero – lo que Dragutinovic iba a significar en la reciente y gloriosa historia del Sevilla Fútbol Club. Vino en la temporada de nuestro centenario y sus primeros partidos con nuestra gloriosa camiseta nos dejaban dudas, al menos a mí, de que tuviese el nivel suficiente para jugar en el Sevilla. Me equivoqué groseramente. Dragutinovic ha sido uno de los futbolistas más íntegros que he conocido vistiendo la camiseta blanca de nuestro equipo.
Pudo irse en la cresta de la ola cuando levantó seis títulos al cielo en busca de la mirada cómplice de su amigo y compañero, Antonio Puerta a quién tuvo la desdicha de ser el primero en atenderle allí junto a la portería de Gol Sur de aquél nefasto día contra el Getafe. Pero rechazó ofertas económicas muy tentadoras. Pudo quedarse aquí otra temporada más que le ha ofrecido el Sevilla en reconocimiento a su compromiso deportivo con nuestro club, por su profesionalidad y por su carisma dentro y fuera del vestuario. Pero Ivica Dragutinovic no quiere estorbar. Da un paso atrás y con 35 años a sus espaldas, busca terminar su carrera haciendo lo que le hace feliz: jugar al fútbol y resarcirse de un aciago año con muchas horas de machacona voluntad en los gimnasios para seguir jugando al fútbol.
Te echaremos de menos Drago. Tu nombre ya forma parte junto con otros futbolistas de leyenda, de las páginas más brillantes de la historia de este bendito equipo de futbol que tú, con tu esfuerzo, con tu integridad y profesionalidad, contribuiste a formar. No hay muchos casos de futbolistas que consigan el éxito en los últimos años de su carrera futbolística. Y mucho menos que levanten seis títulos con los 30 años cumplidos. En eso consiste tu grandeza, Comandante.
Probablemente, lo mejor que yo y muchos sevillistas puedan decirte en la hora de tu despedida, es reconocer públicamente, que esta temporada que acaba de terminar, te hemos echado muchísimo de menos. Gracias y hasta siempre Ivica Dragutinovic.
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