Es Imposible seguir callado. Me juramenté no poner un post más de futbol durante esta temporada y salvo un par de excepciones que no tenían nada que ver con el penoso transcurrir de la temporada, a mi tintero le salieron telarañas. Desde aquel post del día de Reyes, en el que suspiraba por llegar a los 43 puntos, ya estaba todo dicho por mi parte. Pero el caradura que tenemos en el banquillo –reconozco mi error cuando creí que era la solución a tanto desatino – y su indolente actitud mientras el equipo se hunde en el fango, hace imposible el estar callado.
Llevamos un par de derrotas consecutivas de las que dejan muecas en la piel sevillista. Porqué si lamentable fue la humillación ante el Real Madrid, - ¡qué manera de hacer sufrir a una afición extraordinaria ¡ - esperpéntica ha sido la de esta noche en Pamplona. Esperpéntica y muy dolorosa. No se puede maltratar de esa forma el escudo y la camiseta del Sevilla FC y no sé que espera el Presidente del Sevilla para poner fin a este ultraje. ¿Hasta cuándo, Presidente? Hasta cuando tenemos que soportar a este caradura en el banquillo. Por muy costoso que resultare rescindir su contrato y mandarlo a freír gárgaras, más caro sería el desprestigio deportivo de quedarse fuera de Europa. No se puede ofender de esa forma el nombre del club, ni herir de esa manera soez, el corazón de los sevillistas.
La temporada que va a terminar, ya veremos cómo, pero ojalá que con el club nuevamente en Europa, es para que todos los estamentos del club reflexionen. Desde los futbolistas hasta la dirección deportiva. Y por supuesto, también el Presidente. Cuando en muy poco tiempo hemos cambiado tres veces de entrenador, probablemente el problema no sea solo del banquillo. Algunos hablan de mala planificación, otros de errores, despilfarros y mediocridad en la mayoría de los últimos fichajes, algunas voces se levantan contra determinados jugadores acusándoles de que ya no tienen “hambre” y estar acomodados o pasados de rosca. Probablemente todos tengan algo de razón, pero hay algo que es evidente, tangible e incuestionable: Esta plantilla no es, ni de lejos, la plantilla de los siete títulos.
Esta plantilla lleva dos años demostrando que no tiene nivel para competir en Champions (dos equipos de medio pelo te pintan la cara y te eliminan) sino que además, está a años luz de volver a codearse no ya sólo con los dos buques insignias de nuestra liga, que eso ya pasó a la historia, sino de disputarle las plazas europeas a los equipos que nos igualan en presupuesto o que tienen los mismos objetivos: Jugar en Europa. Solo hay que ver la pérdida de competitividad y de calidad que hay en el equipo. Cada vez con más claridad, estamos volviendo a ver el Sevilla de casi siempre, ese equipo de mitad de la tabla que nos hacía pasar temporadas enteras insufribles, algunas de ellas calamitosas con descensos incluidos.
¿Qué fue de ese Sevilla FC campeón? ¿Dónde está ese equipo que maravillaba a España y a Europa no hace mucho tiempo? ¿Volverá, o se fue para siempre?
El Presidente y su Consejo de administración tendrán que responder a esa pregunta que nos hacemos muchos sevillistas. Mientras tanto, y ahora que todavía hay tiempo, echen a patadas a ese inepto caradura que mancha con su culo el banquillo de nuestra bombonera.
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