En la noche de ayer pudimos asistir en el Foro de la Fundación Sevilla Fútbol Club, al acto de presentación sobre el primer libro publicado por Jesús Alvarado que lleva como título “El Cielo está aquí”.
Un libro para leer tranquilo, con un prólogo escrito de forma inapelable por J. Félix Machuca, y respecto al escritor, Jesús Alvarado, qué decir a estas alturas, corazón/motor propulsor de los medios de comunicación del Sevilla Fútbol Club, corazón/motor propulsor de los blogs internautas, y ahora, con este libro, Corazón/Motor propulsor del reciente pasado Sevillista tan lleno de Gloria y éxito, el cuál inexorablemente, tal y como hace el tiempo, se aleja rápido, pero de forma eterna, en nuestros corazones sevillistas.
Tras Félix, habló el presidente José María del Nido, recordándonos también anécdotas de escritores, entre ellas la de aquél escritor que era fiel seguidor del Rosario Central de Argentina, Roberto Fontanarrosa, apodado “el Negro”, y el cuál su mujer, en el entierro del mismo, pidió que parasen un ratito el coche fúnebre justo delante del estadio, para que de esa forma, pudiese estar en este mundo un ratito más con su equipo del alma. José María del Nido comentó que nuestro particular Fontanarrosa, podría ser perfectamente Jesús Alvarado. Tras todos ellos, y también de forma breve, Jesús habló sobre el libro, no mucho, porque todos coincidían en que un libro, no ha sido escrito para hablar sobre él, sino para ser leído, y comentando cómo lo había podido escribir, con el corazón, cerrando el acto con la lectura de unos párrafos que aparecen en el libro al final de la página 99.
Resulta que hay un libro nuevo en la ciudad que se llama “El Cielo está aquí”, y el Cielo, ese misterio, llamémosle como queramos al misterio, Valhalla, Nirvana, Cielo, todos son recorridos a la misma y única vez por un ente que yo suelo llamar el Duende. El Duende es ese mágico momento, etéreo, intangible, ese ser o no ser de las cosas que llega, se va, se queda, se marcha, pasa, y desaparece de nuestras vidas tal y como desaparece y pasa un breve segundo de Tiempo. El caso es que justo ahí, en ese semáforo, en ese momento, con esa Luminosidad tan colorida que caracteriza a Sevilla cuando Sevilla quiere, con esa Magia que nos hace invencibles, el Duende de Sevilla pasó justo por ahí, hacia dónde iba, no lo sé, pero sí sé que venía del Ramón Sánchez-Pizjuán.
La ciudad de Jesús, su Ciudad, su Sevilla, su Luz, su Magia, no podían dejar tirado en la estacada a Jesús en uno de los días más bonitos de su vida, ni tampoco, cómo no, faltar a una cita tan ineludible, y es por eso por lo que el Duende, abandonando los Cielos que surca eternamente, en una noche fría y luminosa de un Lunes 14 de Diciembre, pasó por Sevilla para dar a Jesús, un poquito de la Grandeza de nuestra Ciudad.
“Afortunados aquellos que con su presencia, son capaces de hacer girar la senda y la ruta del Duende”, pensé, luego, ya en casa, caí en la cuenta y me dije “claro, pero cómo iba a faltar a la cita, si resulta que “El Cielo está aquí”.
Magnífico, crack. Un fuerte abrazo, que ayer te vi y apenas hablamos.
ResponderEliminarMigue, de mamazo. No dejes nunca de escribir.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Grande Migue. Ese "Duende" no nos abandonará nunca, sobre todo a los Sevillistas de Granito y de Diamante.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Amigo.