Estamos en la previa de un partido importante, trascendental casi, en caso de salir derrotados del siempre temible estadio del Borussia de Dormunt. Una previa marcada, indudablemente, por el debut en el banquillo de nuestro equipo de Gregorio Manzano. La destitución de Antonio Álvarez, tan sevillista como tu y como yo, pero no por ello capacitado para llevar el rumbo de una plantilla del nivel de la del Sevilla Fútbol Club, - luego hablamos de ellos- pone fin a más de dos años de insolvencia técnica en el banquillo de Nervión. No voy a insistir más en el tema; basta leer mis post anteriores para conocer de sobra cual es mi severa opinión sobre la perniciosa permanencia en el banquillo de dos grandes sevillistas, pero al mismo tiempo, mediocres entrenadores.
Manzano tiene por delante, además de un ilusionante trabajo, por usar sus propias palabras, una árdua tarea apara revertir una situación en la que, desde el punto de vista deportivo, muchos creen –yo no – que en la vulgarización del juego de nuestro equipo, hay muchos más responsables que los dos entrenadores cesados. Y lo va a tener, en mi opinión, muy fácil. Sencillamente porque hacerlo peor es prácticamente imposible.
Quienes teorizan que Monchi y del Nido son igualmente responsables de esta sangría decadente en la que se había convertido nuestro equipo, no sólo se equivocaran cuando el trabajo de Manzano de sus frutos, sino que se demostrará que quienes, ladinamente extienden esa opinión, están en la tarea de cargarse el proyecto deportivo que nos han dado la gloria deportiva a todos los sevillistas en esta primera década del Siglo XXI.
Los teóricos de la insurgencia contra Del Nido-Monchi-, aquellos que utilizan su arsenal mediático para poner en solfa el proyecto que nos ha hecho jugar durante siete años consecutivos en la élite del fútbol europeo, sólo persiguen, en algunos casos con rapaz nocturnidad, la quiebra del modelo deportivo que ha hecho engrosar nuestras vitrinas con seis títulos más y representar con honor y orgullo al futbol sevillano en medio planeta.
Quienes hablan, sin sonrojarse, de “fracaso en la planificación deportiva de la temporada” en pleno mes de Septiembre, solo buscan desestabilizar la planta noble del Ramón Sánchez Pizjuán, aún a sabiendas de que con ello sólo tratan de cercenar y dinamitar algo más que a un Presidente y a un Director Deportivo. Allá por Mayo, como se hace en todos los clubes, habrá tiempo de hacer balance y será el momento de hablar de fracaso en la planificación. ¿pero en Septiembre? Quien afirma eso en Septiembre, con la mayoría de los equipos en rodaje, sólo puede hacerlo desde la memez más obtusa, o desde el influjo de la inquina, el odio, la envidia o el tonteo que produce en sus grises cerebros, la baba verde.
Todas las plantillas del mundo son mejorables, por supuesto, pero ¿es la nuestra, con cerca del ochenta por ciento de sus componentes internacionales peor que la del Racing de Santander, Deportivo de la Coruña, Hércules, Sporting de Braga o PSG?. Permitidme que lo dude. Manzano pondrá las cosas en su sitio, porque en mi opinión, sólo teníamos un problema de entrenador. ¿Cuántas plantillas mejores que esta ha tenido en su carrera profesional Gregorio Manzano? ¿Era mejor la del Mallorca del año pasado cuando por solo un gol –el de Rodri en Almería- el equipo balear se quedó fuera de la Champions?
No. No tenemos un problema con la cualificación de esta plantilla, aún a sabiendas de que ya no están con nosotros futbolistas muy importantes. Y Manzano se encargará de demostralo. El transformará lo que es hoy un equipo sin ideas, sin carácter, sin rigor defensivo, sin creatividad en el medio del campo, sin fe ni autoestima, sin ilusión y sin identidad, vulgar y mediocre, sin condición física, sin hechuras de equipo bien trabajado, sin orden táctico, sin crédito ante los demás, sin confianza en sus posibilidades, en un grupo radicalmente distinto. Como ha hecho Quique Sánchez Flores en el Atlético de Madrid. Moviendo adecuadamente los hilos, el vestuario, la motivación del grupo y usando el sentido común.
No será mañana –con independencia del resultado en Dormunt – ni pasado mañana, ni la semana que viene, ni quizás el mes próximo, pero a la larga, no lo dudéis, el trabajo de Manzano devolverá, con esta misma plantilla hoy denostada y criticada por los plumillas que escriben con renglones retorcidos y tinta verde, el fútbol y los éxitos a Nervión. Y volveremos a ver la luz. Esa luz que ha estado prisionera en un túnel durante dos largos e insufribles años.
En el camino y pese a todo, hemos ganado la Copa del Rey, cierto, hemos jugado tres veces la Champions, cierto también. Pero a cambio hemos perdido, con sonoros descalabros ante Fenerbahce, CSKA y Sporting de Braga, además de mucho dinero, mucho prestigio deportivo. El mismo que ahora toca empezar a recuperar.
Manzano tiene por delante, además de un ilusionante trabajo, por usar sus propias palabras, una árdua tarea apara revertir una situación en la que, desde el punto de vista deportivo, muchos creen –yo no – que en la vulgarización del juego de nuestro equipo, hay muchos más responsables que los dos entrenadores cesados. Y lo va a tener, en mi opinión, muy fácil. Sencillamente porque hacerlo peor es prácticamente imposible.
Quienes teorizan que Monchi y del Nido son igualmente responsables de esta sangría decadente en la que se había convertido nuestro equipo, no sólo se equivocaran cuando el trabajo de Manzano de sus frutos, sino que se demostrará que quienes, ladinamente extienden esa opinión, están en la tarea de cargarse el proyecto deportivo que nos han dado la gloria deportiva a todos los sevillistas en esta primera década del Siglo XXI.
Los teóricos de la insurgencia contra Del Nido-Monchi-, aquellos que utilizan su arsenal mediático para poner en solfa el proyecto que nos ha hecho jugar durante siete años consecutivos en la élite del fútbol europeo, sólo persiguen, en algunos casos con rapaz nocturnidad, la quiebra del modelo deportivo que ha hecho engrosar nuestras vitrinas con seis títulos más y representar con honor y orgullo al futbol sevillano en medio planeta.
Quienes hablan, sin sonrojarse, de “fracaso en la planificación deportiva de la temporada” en pleno mes de Septiembre, solo buscan desestabilizar la planta noble del Ramón Sánchez Pizjuán, aún a sabiendas de que con ello sólo tratan de cercenar y dinamitar algo más que a un Presidente y a un Director Deportivo. Allá por Mayo, como se hace en todos los clubes, habrá tiempo de hacer balance y será el momento de hablar de fracaso en la planificación. ¿pero en Septiembre? Quien afirma eso en Septiembre, con la mayoría de los equipos en rodaje, sólo puede hacerlo desde la memez más obtusa, o desde el influjo de la inquina, el odio, la envidia o el tonteo que produce en sus grises cerebros, la baba verde.
Todas las plantillas del mundo son mejorables, por supuesto, pero ¿es la nuestra, con cerca del ochenta por ciento de sus componentes internacionales peor que la del Racing de Santander, Deportivo de la Coruña, Hércules, Sporting de Braga o PSG?. Permitidme que lo dude. Manzano pondrá las cosas en su sitio, porque en mi opinión, sólo teníamos un problema de entrenador. ¿Cuántas plantillas mejores que esta ha tenido en su carrera profesional Gregorio Manzano? ¿Era mejor la del Mallorca del año pasado cuando por solo un gol –el de Rodri en Almería- el equipo balear se quedó fuera de la Champions?
No. No tenemos un problema con la cualificación de esta plantilla, aún a sabiendas de que ya no están con nosotros futbolistas muy importantes. Y Manzano se encargará de demostralo. El transformará lo que es hoy un equipo sin ideas, sin carácter, sin rigor defensivo, sin creatividad en el medio del campo, sin fe ni autoestima, sin ilusión y sin identidad, vulgar y mediocre, sin condición física, sin hechuras de equipo bien trabajado, sin orden táctico, sin crédito ante los demás, sin confianza en sus posibilidades, en un grupo radicalmente distinto. Como ha hecho Quique Sánchez Flores en el Atlético de Madrid. Moviendo adecuadamente los hilos, el vestuario, la motivación del grupo y usando el sentido común.
No será mañana –con independencia del resultado en Dormunt – ni pasado mañana, ni la semana que viene, ni quizás el mes próximo, pero a la larga, no lo dudéis, el trabajo de Manzano devolverá, con esta misma plantilla hoy denostada y criticada por los plumillas que escriben con renglones retorcidos y tinta verde, el fútbol y los éxitos a Nervión. Y volveremos a ver la luz. Esa luz que ha estado prisionera en un túnel durante dos largos e insufribles años.
En el camino y pese a todo, hemos ganado la Copa del Rey, cierto, hemos jugado tres veces la Champions, cierto también. Pero a cambio hemos perdido, con sonoros descalabros ante Fenerbahce, CSKA y Sporting de Braga, además de mucho dinero, mucho prestigio deportivo. El mismo que ahora toca empezar a recuperar.
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