viernes, 11 de septiembre de 2009

Guerra de banderas


Al hilo de la presentación de la camiseta Champions para la temporada de nuestro regreso a la élite del fútbol europeo, un grupo de sevillistas, no cuestiono que lo sean y me da igual que sean socios o no, han exteriorizado públicamente su desacuerdo con el Consejo de Administración del Sevilla Futbol Club, y más en concreto con D. Manuel Vizcaíno, Consejero responsable de marketing del club por la presencia visual de los colores rojo y gualda, representativos de la bandera española en nuestra camiseta. Para expresar ese desacuerdo intentaron reventar un acto oficial del club, algo que a mi juicio les descalifican por si mismos y les priva de argumentos en sus razonamientos.

Como no hay que camuflar ningún debate, es evidente que esa protesta tiene su origen, más que en cuestiones de diseño o de gusto, que cada uno tiene los suyos y a mí por ejemplo me encanta la camiseta blanca y no me gusta la de franjas horizontales rojas y negras, (yo parto de la base de que nunca hemos sido un equipo de rayas ni de cuadros), por la supuesta politización de la camiseta del Sevilla Fútbol Club ante la reiterada y persistente presencia de los colores de la bandera de nuestro país en la casaca.

Ése y no otro es el origen de esta controversia que, para que negarlo, no concita la unanimidad del sevillismo. Y cuando hay un problema político de fondo, hay que hablar de política. Sin tapujos y sin miedos. Porque ya hubo quien nos negó durante 40 años esa posibilidad.

Como demócrata convencido, no seré yo quien cercene la libertad de expresión de cualquier sevillista. Dentro y fuera del Ramón Sánchez Pizjuán, pero en democracia, el límite de esa libertad de expresión es el respeto a la opinión de los demás, también con los que estamos de acuerdo con la presencia de la bandera constitucional de España en la camiseta que luce habitualmente nuestro querido y amado Sevilla Fútbol Club en su andadura Europa.

Es difícil encontrar un equipo, un club o una selección nacional, donde sus aficionados le critiquen por llevar la bandera de su país en las camisetas. Creo de hecho que este estéril debate, que solo sirve para dividir al sevillismo y que está auspiciado por quienes, paradójicamente, hablan de la unidad del mismo –auque sólo sean cuatro gatos, o cuatrocientos – es nocivo para los intereses del club.

Como republicano confeso, y los que me conocen saben de mi filiación republicana, a mí me encantaría que mi equipo paseara algún día por Europa la bandera tricolor que los golpistas del 18 de Julio de 1936 arribaron con violencia provocando una horrible guerra civil que partió a España, mi patria, en dos. Probablemente entonces los que chillan ahora, los que amparados por su anonimato y su pertenencia a un club democrático, dejarían de hacerlo.

Como militante comprometido de siempre con la izquierda democrática, no tengo ninguna afinidad con la Monarquía como forma de gobierno. Pero España hoy no es, a mi pesar, una republica. Ni la bandera de mi país es, a mi pesar, la tricolor que defendieron mis ascendientes. Nunca permití que la palabra Patria o España fuera de uso exclusivo de la ultraderecha y hasta que la mayoría de los españoles no decidamos otra cosa, tenemos una Constitución que marca una forma de Estado: La monarquía parlamentaria, y una bandera, la roja y gualda con el escudo constitucional en el centro.

Dicho esto en términos políticos, como sevillista de a pie, yo estoy enormemente satisfecho del crecimiento sostenido del club en todos sus departamentos, también en el de márketing que dirige el Sr. Manuel Vizcaíno, al que no conozco absolutamente de nada y al que nada me impide criticarlo o alabarlo en función de su gestión.

Salvo excepciones y errores de bulto cometidos –el mas mediático fue el abuso en los precios de Champions de hace dos temporadas y ahora corregido -, su gestión es inmaculada desde el punto de vista de la transparencia, irreprochable desde el punto de vista de la creatividad, y extraordinaria desde el punto de vista económico. Quien no reconozca eso, está simplemente negando la evidencia.

Han sido muchos más los aciertos que los errores, y salvo excepciones estéticas – la horrible camiseta con la bandera de España de babero, o la esperpéntica (para mí) camiseta arlequinada, - la balanza de su gestión es brillante.

Sin duda de ningún tipo, todo es susceptible de ser mejorado, pero desde luego poco o nada se aporta, más bien al contrario, cuando se pierden las normas, el respeto y la razón. El Sevilla será lo que quieran los sevillistas, dijo un día José María del Nido. Y todos deberíamos, sin renunciar a la libertad de expresión de cada uno, remar en esa dirección.

Termino recordando lo que escribíamos el primer día que abrimos este blog sevillista allá por Enero de 2009:

En nuestro blog, sólo habitarán dos colores, el blanco y el rojo, y una sola bandera, la del Sevilla Fútbol Club y en nuestro caminar por el proceloso mundo cibernético, siempre nos acompañará el espíritu liberal de aquella declaración solemne de nuestro Primer Presidente, D. Jose Luis Gallegos Arnosa, cuando el 14 de Octubre de 1905 fundó nuestro querido club: "Todos los hombres de cualquier nivel social, ideas religiosas o políticas tendrán aquí cabida".


Antonio Vázquez Cruz. Socio Sevilla Fútbol Club nº: 659

1 comentario:

  1. Personalmente prefiero la camisesta blanca inmaculada y las medias negras, pero entiendo los beneficios comerciales de salirse de lo corriente. Eso sí, por Dios, nada de camisetas marrones, beiges, fucsias y cosas de esas. Y el escudo bien visible y ortodoxo. Sin cambios.

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