miércoles, 18 de noviembre de 2009

José María Busto: Un portero de leyenda


Busto; Joaquín, Villalonga; Alconero, Antúnez, Eguiluz; López, Arza, Araujo, Herrera y Campos. Ese fue el equipo del Sevilla Fútbol Club que el 31 de marzo de 1946 se proclamó, por primera y única vez en su centenaria historia, Campeón de Liga. Busto, el portero sevillista de aquella gloriosa tarde, tenía sólo 22 años y desde los 18 era titular en el primer equipo y fue titular indiscutible durante las 26 jornadas de aquella liga histórica.

Nacido en Portugalete (Bilbao) el 12 de Noviembre de 1924, José María Busto Llano, fue el cancerbero que durante mas tiempo defendió la portería sevillista. Llegó a Nervión en la temporada 1942-1943, procedente del club que más porteros famosos ha aportado al fútbol nacional, el Baracaldo Altos Hornos, y estuvo durante 17 temporadas defendiendo como titular los tres palos del Sevilla Fútbol Club.

José María Busto tenía por delante cuando debutó con el primer equipo del Sevilla fútbol Club, un reto muy difícil de superar, ya que tuvo que sustituir bajo los palos a uno de los grandes porteros que ha dado la historia del fútbol español: Guillermo Eizaguirre, nuestro "ángel volador", un mito del sevillismo de principios del siglo XX y que todavía hoy es recordado como parte inseparable de aquél Sevilla FC de la delantera Stuka.

Extraordinarios reflejos, sobriedad, seguridad, extraordinario bajo los tres palos, excelente en las salidas, muy bueno en el mano a mano, Busto aportó desde la portería la necesaria tranquilidad para que, con él bajo palos, y un equipo extraordinario dirigido por Ramón Encinas, el Sevilla Fútbol Club, se proclamase, en la temporada 45-46, Campeón de Liga.

Durante su periplo como profesional, su sombra fue muy alargada y tres porteros distintos: Suárez, Paquillo, y sobre todo, Manolín, sufrieron la suplencia obligada temporada tras temporada, donde Busto fue el dueño indiscutible de la portería sevillista. Tras el titulo liguero ganado en Las Corts, el coliseo blaugrana donde su actuación fue decisiva, contribuyó notablemente tres años mas tarde en la conquista de la Copa de España, por entonces Copa del Generalísimo, al derrotar en la final celebrada en el viejo Chamartín al Real Club Celta de Vigo por cuatro goles a uno en una calurosa tarde el 4 de julio de 1948.

Su impresionante carrera profesional hizo que debutara el 30 de mayo de 1954 con la selección “B” española, en Bayona contra la selección francesa en un partido en el que pudo mantener la portería a cero. Busto debutó con el Sevilla Fútbol Club en un partido contra el Jerez en 1942. El sueldo era entonces de 750 pesetas mensuales y aquél dia, fue el comienzo de una impresionante carrera deportiva llena de éxitos con el Sevilla que le llevó, entre otros grandes hitos deportivos, a debutar en la Copa de Europa contra el Benfica de Lisboa, el 19 de septiembre de 1957. Busto se despidió de corto en un partido homenaje que el club le ofreció el día de Reyes de 1962 contra el Sporting Club de Portugal.

Busto forma parte, junto con el inmortal Guillermo Eizaguirre, Francisco Ruiz Brenes “Súper Paco” y Andrés Palop, el póquer de cancerberos más importantes en toda la historia del Sevilla Fútbol Club. Y hoy el club le devuelve esa gloria, concediéndole uno de nuestros “dorsales de leyenda”, ese galardón que premia y distingue a los mejores futbolistas de la gloriosa y centenaria historia del equipo más grande del Sur de Europa. Un galardón que queda prendido en el corazón de todo el sevillismo. De los que aquí estamos, y de los que durante 339 partidos vieron defender la portería de Nervión a José María Busto.






José María Busto, Segundo Dorsal de Leyenda from http://vimeo.com/user2410601 on Vimeo.


2 comentarios:

  1. Recuerdo, en mi infancia, que existía un albúm de fútbol que se llamaba de los "polluelos", porque se rellenaba con los cromos de futbolistas que salían en unos sobres, con una foto de un polluelo, y que era el colorante que entonces llamábamos azafrán, y que nuestra madre nos encargaba para echarle al arroz y darle color. En el interior del sobre, de unos 4x3 cms aprox., se encontraba la foto de un jugador de fútbol. Pues bien, de los 300, más o menos, recuadros de futbolistas que contenía, había uno que siempre faltaba y ese era Busto; hasta tal punto que cambiábamos el albúm completo, a falta de este futbolista, por él, pues era más fácil volver a llenar uno entero que conseguir esta estampa. Lo recuerdo como si fuera ayer y me resulta muy agradable.

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    1. Esa misma historia la cuenta mi padre, de la época cuando iba también a jugar al fútbol a la era y perdía el abrigo que le servía de poste para hacer la portería. Lo que me pregunto es la cantidad de arroces que tendría que hacer mi abuela para que su hijo pudiera rellenar un álbum de cromos.

      Un abrazo

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