Si como decía nuestro Presidente no hace mucho tiempo, una derrota en este proyecto es sinónimo de crisis, cuatro consecutivas es síntoma de encefalograma plano. Más de un mes llevamos en este blog sevillista sin hablar de fútbol. No tenemos ganas de hacerlo y mucho menos de hurgar en la herida que el sevillismo tiene abierta en lo más profundo de su alma.
Todo cambió el nefasto día del partido contra el Mallorca. De manera inexplicable, Manzano revolución la alineación y también cimbreó los cimientos del armazón que había conseguido derrotar, con buen fútbol además, al Athletic Club, al Valencia, Al Atlético de Madrid en casa y al Zaragoza en la Romareda. Nos quitamos de en medio con solvencia al Real Unión de Irún en la Copa del rey y al Karpaty ucraniano en la Liga UEFA. Pero llegó el Mallorca y cambió el viento. Este viento helado del norte que nos tiene desencajados en una racha negrísima de la que costará mucho salir.
Probablemente en este último mes de competición, hemos tirado por tierra las perspectivas deportivas de la entidad para este curso liguero. La tercera plaza se presume inalcanzable y costará sangre, sudor y lágrimas pelear por los puestos que dan derecho a jugar el año que viene en Europa. Pero puede ser peor.
Cuando se lleva ya jugando un tercio del campeonato, los equipos ya saben a lo que van a jugar el resto de la temporada. Y nuestros números indican que deambularemos sin pena ni gloria por la zona media de la tabla. Aquella donde estábamos no hace mucho. Y ojo, porque o mejoramos radicalmente los números defensivos o corremos el riesgo serio de pegarnos un batacazo de cuyo nombre no quiero acordarme. Me preocupa la frase de Manzano esta tarde en rueda de prensa: "Tratamos de no tocar fondo". Pues eso.
Hoy hemos vuelto a perder, y aunque no valga de nada, lo hemos hecho dando la cara, disputándole al Villareal los tres puntos, intentando ganar el partido, apretando al rival, pero no ha podido ser. Sigue la mala racha arbitral en dos errores del juez de línea de fondo que nos privaron del triunfo, o al menos del empate. Hubiera sido un resultado más acorde con lo que se vio en el Madrigal, pero es sabido que ningún enfermo sale del hospital para correr la maratón. Hubiese sido importante cortar esa dinámica perdedora que llevamos arrastrando, pero sin duda no salir goleados ante un buen equipo, como era habitual hasta hoy, es el primer paso para que el grupo crea en sus posibilidades.
Ahora toca sacar el adelante el partido del sábado contra el Almería. Esta plantilla no es, ni de lejos, la de los seis títulos, ni tampoco está igual de equilibrada, ni tampoco tiene en el banquillo la calidad de aquella. Pero tiene que ser suficiente para ganar con solvencia a uno de los peores equipos de la Primera División. Manzano, al que desde este blog hemos apoyado desde que llegó, deberá usar toda su sapiencia para sacar adelante esta tenebrosa situación a la que se llega por deterrminadas decisiones erróneas en el aspecto deportivo que vienen erosionando de manera lenta, pero progresiva, el presente y el futuro deportivo de nuestro querido Sevilla Fútbol Club.
Todo cambió el nefasto día del partido contra el Mallorca. De manera inexplicable, Manzano revolución la alineación y también cimbreó los cimientos del armazón que había conseguido derrotar, con buen fútbol además, al Athletic Club, al Valencia, Al Atlético de Madrid en casa y al Zaragoza en la Romareda. Nos quitamos de en medio con solvencia al Real Unión de Irún en la Copa del rey y al Karpaty ucraniano en la Liga UEFA. Pero llegó el Mallorca y cambió el viento. Este viento helado del norte que nos tiene desencajados en una racha negrísima de la que costará mucho salir.
Probablemente en este último mes de competición, hemos tirado por tierra las perspectivas deportivas de la entidad para este curso liguero. La tercera plaza se presume inalcanzable y costará sangre, sudor y lágrimas pelear por los puestos que dan derecho a jugar el año que viene en Europa. Pero puede ser peor.
Cuando se lleva ya jugando un tercio del campeonato, los equipos ya saben a lo que van a jugar el resto de la temporada. Y nuestros números indican que deambularemos sin pena ni gloria por la zona media de la tabla. Aquella donde estábamos no hace mucho. Y ojo, porque o mejoramos radicalmente los números defensivos o corremos el riesgo serio de pegarnos un batacazo de cuyo nombre no quiero acordarme. Me preocupa la frase de Manzano esta tarde en rueda de prensa: "Tratamos de no tocar fondo". Pues eso.
Hoy hemos vuelto a perder, y aunque no valga de nada, lo hemos hecho dando la cara, disputándole al Villareal los tres puntos, intentando ganar el partido, apretando al rival, pero no ha podido ser. Sigue la mala racha arbitral en dos errores del juez de línea de fondo que nos privaron del triunfo, o al menos del empate. Hubiera sido un resultado más acorde con lo que se vio en el Madrigal, pero es sabido que ningún enfermo sale del hospital para correr la maratón. Hubiese sido importante cortar esa dinámica perdedora que llevamos arrastrando, pero sin duda no salir goleados ante un buen equipo, como era habitual hasta hoy, es el primer paso para que el grupo crea en sus posibilidades.
Ahora toca sacar el adelante el partido del sábado contra el Almería. Esta plantilla no es, ni de lejos, la de los seis títulos, ni tampoco está igual de equilibrada, ni tampoco tiene en el banquillo la calidad de aquella. Pero tiene que ser suficiente para ganar con solvencia a uno de los peores equipos de la Primera División. Manzano, al que desde este blog hemos apoyado desde que llegó, deberá usar toda su sapiencia para sacar adelante esta tenebrosa situación a la que se llega por deterrminadas decisiones erróneas en el aspecto deportivo que vienen erosionando de manera lenta, pero progresiva, el presente y el futuro deportivo de nuestro querido Sevilla Fútbol Club.
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