lunes, 27 de abril de 2009

Desinflamos el colchón


Hoy no quiero hablar de fútbol, ni de las cuatro derrotas consecutivas en la liga, ni de los once puntos despilfarrados en cuatro semanas

Hoy no quiero hablar de cómo hemos perdido nuestro séptimo partido en Nervión.

Hoy no quiero hablar de lo que duele perder en tu casa contra el Madrid, o contra el Málaga, o contra el eterno rival.

Hoy no quiero hablar del árbitro, ni de como es posible dilapadar once puntos de diferencia entre el tercer y el cuarto clasificado.

Hoy no quiero hablar de lo doloroso que resulta que el peor Madrid de los últimos tiempos te pase por encima, ni de por que das la sensación que el equipo está cascado físicamente.

Hoy no quiero hablar de como es posible que un futbolista en el ocaso de su carrera, como Raúl, te haga el sólo tres goles.

Hoy no quiero hablar de Bernardino González, ni de Pérez Lasa, ni de Mejuto, ni de Pérez Burrull.

Hoy no quiero hablar de la mala suerte, o de la manía de echarle siempre la culpa a la diosa fortuna.

Hoy no quiero hablar de porqué el delantero centro de la selección brasileña lleva tres partidos seguidos en el banquillo, o de porqué hay que jugar permanentemente con las bandas cambiadas

Hoy no quiero hablar de porqué hay que prescindir, por sistema, de las mejores futbolistas que juegan por las bandas en España, o de porqué no somos capaces de ponerle un balón de gol a Kanouté en todo el partido.

Hoy no quiero hablar de porqué siempre damos un paso atrás cada vez que nos adelantamos en el marcador, o de porqué nunca somos capaces de controlar el medio campo, o de porqué nos empeñamos en dar cada dos por tres voleones sin ton ni son.

Hoy no quiero hablar de porqué tanto miedo a perder, y porqué tanto pánico a ganar

Hoy no quiero hablar de partidos bochornosos, de derrotas estrepitosas, de partidos desquiciados, de futbolistas desfondados, de una afición disgustada.

Hoy no quiero hablar de sistemas equivocados, de futbolistas descentrados, de equipo desmotivado.

Hoy no quiero hablar de planteamientos rácanos, de vulgaridad en las formas del equipo, ni de actitudes conformistas.

Hoy no quiero hablar de cómo podemos perder, por méritos propios, nuestro objetivo, de cómo hemos dado vida a nuestros rivales, de cómo hemos alimentado entre nuestros fieles seguidores, la desconfianza, el miedo y la inseguridad.

Hoy no quiero hablar de perder la tercera plaza, ni de la posibilidad de que ni siquiera juguemos el año próximo en Europa.

Hoy no quiero hablar del fracaso deportivo que supondría no jugar la Liga de Campeones.

Hoy no quiero hablar de cómo hemos soportado la humillación de ser derrotados por el entrenador más ruín, más pérfido y más inhumano que hemos tenido en nuestra historia.

Hoy no quiero hablar de cómo ese mismo entrenador nos ha dado, otra vez, una lección de cómo ganar partidos desde el banquillo.

Hoy no quiero hablar de que no es casualidad ver como un equipo pierde cuatro partidos consecutivos.

Hoy no quiero hablar de Manolo Jiménez, nuestro entrenador. ¿Para que hablar? si ya hoy la grada de Nervión ha dictado sentencia

Hoy quiero hablar de la enésima final que jugamos en Villareal el próximo sábado.

Hoy quiero hablar de que quedan quince puntos por disputar, y de que ganándolos todos estaremos en la Champions.

Hoy quiero hablar de que dependemos de nosotros mismos para mantener esa tercera plaza.
Hoy quiero hablar de que tenemos una afición inimatable, fiel, generosa, incondicional, sabia, honorable, soberana, entendida, sufridora, orgullosa de su historia, presumida, alegre y señorial, inteligente y paciente, y sobre todo, inteligente.
Hoy quiero hablar de lo que nos une, más de lo que nos separa, de lo que amamos, más de lo que despreciamos, de lo que sentimos, más de lo que perdimos.
Hoy quiero hablar de mi equipo, de tu equipo, de nuestro equipo. Del equipo de mi padre, y del tuyo. Del Sevilla Fútbol Club, el equipo más grande del Sur de Europa.

5 comentarios:

  1. El desahogo de los frustrados.
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    Desde hace un par de semanas soy presa de un estado de irascibilidad que me sorprende pero que cada hora que pasa aumenta en sus decisiones y en sus juicios.

    No soy un tipo que presuma de entendimiento supino de fútbol ni de una inteligencia extrema, sin duda, que esta característica no estuvo en mi preconfiguración como persona, pero esta condición la combato con esfuerzo e investigación, lectura y razonamiento, empatía y humildad.

    Estoy convenciéndome o estoy tratando de no hacerlo (aun no sé cuál de las dos cosas) de que algunos compañeros de este camino llamado sevillismo debo dejarlos en el olvido y que conste que me duele en el alma decir esto pero una persona que no tiene un mínimo de juicio objetivo, de memoria histórica y de amor incondicional a los colores blanco y rojo (y tuvo la posibilidad de acceso a ello y la suficiente alimentación en su niñez como para poder pensar), un mínimo de interés por la historia (de esa que encima se jactan de NO CONOCER ), un mínimo de humildad ante su propia ignorancia (y esto es lo más difícil porque hoy en día algunos personajes consumen prensa, radio, televisión y partidos en la grada y se creen que saben algo) y un mínimo de respeto por el pensamiento ajeno (el de los sevillistas incondicionales) y por quiénes llevan el club con trabajo, esfuerzo, responsabilidad y profesionalidad no tiene nada, pero nada que hacer conmigo y no lo digo como chulería ni prepotencia sino que simplemente estamos en las antípodas en lo que al club y al Sevillismo se refiere.

    Cuando a una de estas personas se le explica que los juicios hay que hacerlos al final de temporada y no partido a partido (pues la liga es muy larga y puede pasar cualquier cosa) y no asumen que hay que esperar al último pitido del último partido de la temporada y las lenguas de fuego escupen lava incandescente diariamente, yo ya no sé qué argumento emplear. Lo que sí tengo claro es que lo que ayer sucedió (durante y tras el partido) no es la mejor forma de ayudar al equipo, sin contar con que los dardos van siempre dirigidos al mismo blanco. Y es que cuando se ha incubado la animadversión hacia Manolo Jiménez (no olvidemos que siempre con la segunda intención de hacer daño al Consejo, al Presidente y a su proyecto) ésta brota en cuanto llegan los resultados adversos; también se le puede aplaudir cuando lo hace bien.

    Resulta muy curiosa la forma que cierta parte del Sevillismo emplea para, según ellos, ayudar a su equipo. No olvidemos que este mismo sector de la afición fue la que "echó" a Manolo Cardo alegando que era "de pueblo", que no sabía hablar y que al Sevilla FC le hacía falta otra "cosita" en el banquillo. Y esto ocurrió tras 4 buenas temporadas con 2 clasificaciones consecutivas para UEFA que, en aquellos años, fue un hito en el Sevillismo. Y no olvidemos que este mismo sector de la afición le pitará al próximo entrenador, sea quién sea, en cuanto no lleguen los resultados.

    Ilustrativas fueron las palabras de cierto tertuliano, asiduo de Tertulia Abierta, que ante la pregunta de a quién se traería de entrenador en sustitución de Jiménez llegó a responder que “cualquiera de los de la casa” entre los que nombró cuatro o cinco entre los que pude escuchar los de Antonio Alvarez, Ruda o entrenadores cuyo juego era “de ataque” como eran los casos de Francisco López Alfaro, Mariano Pulido o el mismo Julián Rubio, lo cual demuestra que en esa parte de la afición existe una inquina hacia Jiménez difícil de describir a la vez que mucha nostalgia por el juego desarrollado por el Sevilla que nos trajo los títulos, nostalgia compartida por todos pero como dijo Juan Manuel Escobar “para que esto se repitiera se tendrían que dar una serie de circunstancias excepcionales que son muy difíciles de repetir”, aunque no imposible.

    Cuando se le explica que cuide sus improperios contra el entrenador o hacia los jugadores porque a éstos, más que ayudarlos, los merma en su ánimo y en su rendimiento en el campo y él dice que no, que porque él paga hace lo que quiere, yo no tengo más remedio que pensar que más que socio o sevillista lo que se siente es cliente, que reclama una compensación por lo que pagó y no recibió.

    Cuando criticar y gritar más que los demás es una supuesta valoración de la inteligencia o del sevillismo de uno, yo digo:

    Ojalá que en el Sevillismo se acaben estos pitadores que creen saber algo y empecemos a tener una conciencia social y deportiva que es lo único que nos salvará como sevillistas.

    Gracias a esta gente el ambiente, el ánimo y la ilusión en nuestro equipo está como está y no puedo permitir que se siente en mi mesa o viceversa y hacer como si nada, porque sería como hacerme el “boludo” durante la dictadura militar Argentina sabiendo que enfrente de mi casa hay un centro clandestino de tortura, porque sería como decirle al hambriento que la culpa es suya porque no quiere trabajar, porque sería como tener un padre que se dedica a poner bombas y yo dedicarme a practicar la caridad con los tullidos.

    Necesitaba decir esto.

    UN ABRAZO RABIOSO a los sevillistas que dan la cara.

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  2. Yo estoy con Rabioso.

    Para mí, no se trata de decir "viva el sevilla" y ya con eso se arregla todo.

    Yo intuía que ayer perdíamos por varios factores, por la dinámica negativa que tiene el equipo, es muy nefasto coger el bache a final de temporada porque es cuando se pierden los objetivos, cuando hemos tenido lesiones se ha mantenido el tipo, cuando hemos recuperado efectivos, se ha logrado el colchón de puntos, pero el bache anímico y físico está pasando factura ahora y los jugadores parece que tiran los partidos.

    Está claro que es el cuerpo técnico el que tiene que buscar las soluciones.

    Pero dicho esto, a mi me resulta cada vez más difícil hablar de la afición.

    Estoy totalmente de acuerdo con Rabioso, esos frustrados y protestones de la vida, siempre protestan, sólo cuando nos conjugamos todos y se pasó aquél partido del Schalke en jueves de Feria y por fin, los sevillistas del fin del Siglo XX y principios del Siglo XXI, iban a poder ver una Final, fue cuando las cosas comenzaron a rodar y se ganaron títulos.

    Con esa conjunción, se consiguió, muchos dirán ahora que ha cambiado el entrenador, que ha habido cambio de jugadores, y está claro, todo influye, hay partidos que los gana la grada, hay partidos que los ganan los entrenadores, hay partidos que los ganan los jugadores.

    Pero hay un tipo de gente que siempre pierde.

    Los que quisieron echar a Juande en aquél partido contra el Español.
    Los que quisieron echar a Luisfa
    Los que quisieron echar a Kanouté
    Los que quisieron quedarse con Torrado en vez de Alves.
    Los que quisieron tantas y tantas estupideces.

    Los estúpidos, para mi, sobran de Nervión, aunque paguen y sean sevillistas.

    Todos esos mismos, son los mismos que llevan todo el año queriendo echar a Jiménez y hay que pensar que Jiménez, puede estar bloqueándose, porque es sevillista, siente el escudo.

    Jiménez tiene sus problemas personales en su casa, como cualquier persona, cuidado, no podemos permitirnos el lujo de que se nos bloquee.

    Tenemos que ser fuertes, tenemos que trasladarle a Jiménez la fuerza de la afición.

    Hoy Víctor Fernandez se despacha a gusto en AS diciendo que la grada ya ha dictado sentencia, poco a poco, la situación puede estar machacándolo y puede hundirse.

    Si se levanta y nos lleva, dará bofetás sin mano a muchos, si se hunde, nos hundiremos todos, porque no se conseguió el objetivo, estar en Champions. Tenemos que ayudarle como sea para conseguir el objetivo.

    Ya habrá tiempo de reflexionar errores, aciertos, jugadores, etc. cuando acabe la temporada.

    Michelangelo

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  3. Con los dos comentarios de estos crack como son Rabioso y Michelangelo está todo dicho.
    Para añadir algo lo que ha dicho Palop, o remamos todos en la misma dirección o el barco se hunde.
    ¿Seria hoy posible un "jueves de Feria" como aquel que nos cambió la vida o hubiese habido bronca por tener que jugar prorroga?

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  4. seccion pino montano28 de abril de 2009, 12:26

    ahora es el momento de apoyar a nuestr equipo y de animarlos en todo momento."viva el sevilla f.c."

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  5. ya hemos cogido la bimba y otra vez estamos inflándolo querido de granito.

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