Tras el mazazo deportivo contra el Español, nuestro equipo se posiciona en la tabla clasificatoria en tierra de nadie. La misma distancia hay entre los puestos de arriba, que con la de los equipos que luchan por la permanencia. Ya está casi todo dicho sobre ese tremendo varapalo –curioso comprobar que casi siempre que nos visita el Español, deja el patio revuelto – que recibimos el pasado sábado. Y sin tiempos para lamernos las heridas abiertas, nos espera la vuelta de copa contra el Villareal. En cualquier otra circunstancia seriamos muy optimistas con el resultado del partido en el Madrigal. Para pasar de ronda solo basta con dejar nuestra portería a cero. Pero se ve que el trabajo de Javi Navarro en la ciudad deportiva – está en el cuerpo técnico para que el grupo asimile los mismos conceptos defensivos que él lideró cuando estaba en activo – no está dando los resultados que todos quisiéramos. Habrá que ganar al Villareal porque casi con toda seguridad – ojalá que no - ellos marcarán algún gol en nuestra bombonera.
Mientras el quipo vela armas para ése trascendental choque que nos puede meter otra temporada más en las semifinales de la Copa de España, el mercado de invierno de fichajes empieza a moverse y casi todos los equipos que tienen objetivos importantes, han empezado a reforzarse. En esa tarea está la dirección deportiva de nuestro querido club con el objetivo de encontrar el equilibrio necesario entre las necesidades deportivas y el obligado desembolso económico. La crisis económica y la caótica situación financiera de la gran mayoría de los clubes de Primera División, con deudas estratosféricas y situaciones de quiebra técnica en cualquier sociedad anónima que no fuese deportiva, obliga a ser muy cauteloso en la decisión.
Además, en el caso concreto de nuestro equipo, Monchi tiene la presión añadida de que no puede volver a equivocarse. Ni Guarente ni Cigarini, por diferentes motivos, han venido a cubrir las carencias del equipo en una línea en la que tras las bajas de Duscher, Martín o Maresca, la eterna lesión de Fazio y la bajísima forma de Renato y Zokora, está clarísimamente descompensada. Es obligatorio pues, fichar y acertar, y sin entrar en nombres propios para no alimentar la especulación periodística, ni tampoco valorar, por mi desconocimiento de su calidad, sobre las preferencias de la dirección técnica, si intuyo que traer a estas alturas a futbolistas de ligas poco competitivas como las de Noruega, o a futbolistas que no conocen nuestra competición y que deberán adaptarse en poquísimo tiempo, y sin contrasta solvencia, el riesgo de error es muy elevado.
Lo peor de todo, sin embargo, es que esta plantilla, descompensada de medio campo hacia atrás, y envejecida por el tiempo, necesita algo más que simples retoques. El equipo no está, a diferencia de etapas anteriores, hecho. O mejor dicho, había un equipo hecho que el tiempo y los errores en las decisiones técnicas – fichajes y entrenadores inadecuados- han ido empobreciendo. En ese objetivo ineludible, más pronto que tarde, de confeccionar una plantilla acorde con nuestro presupuesto, para nadie es un secreto que hay que buscarle sustituto a Palop mientras los que vienen por detrás en el filial – y no me refiero a Javi Varas – terminan de cuajar. Tampoco lo es que los laterales, especialmente el derecho tras la pertinaz indolencia de Konko y la falta de calidad de Dabo, son nuestros flancos débiles.
En el centro de la defensa las dudas son enormes y las bajas de Squillaci con la liga empezada, la cesión de Cala al Cartagena, el traspaso de Adriano al Barcelona y las lesiones de Drago y Sergio Sánchez nos han debilitado en demasía. La conclusión a esta sucinta radiografía, es que esa descompensación de la plantilla, ese equipo que arriba tiene la pólvora de los campeones, pero abajo es de mantequilla, difícilmente conseguirá los objetivos propuestos a principio de temporada y que todo apunta a que se romperá la dinámica de las ocho temporadas anteriores con el equipo clasificado para jugar las competiciones europeas. Más bien al contrario, las estadísticas nos hablan, con los números por delante, que de no corregir el rumbo, nuestro puesto al final del campeonato será más o menos el que ahora ocupamos. La segunda vuelta del campeonato de liga será muy dura y conviene tener los deberes hechos cuanto antes. Me refiero a los 43 puntos, claro. Lo demás sería hacer una segunda vuelta de campeón de liga, algo que un equipo que en toda la primera vuelta saca 12 puntos de 30 posibles en su campo, tiene escasas posibilidades de conseguirlo.
En el centro del campo las dudas no existen. Simplemente tenemos un serio problema que los dineros invertidos en fichajes en los últimos años, (Zokora-Romaric-Guarente-Cigarini-Duscher-Fazio) no han sido capaces de solucionar. Júntese a eso la bajísima forma de Renato, ya en el ocaso de su carrera, la soledad de Zokora como único medio de contención tras las lesiones de Fazio y Guarente, y la poca o nula presencia de los futbolistas que vienen empujando fuerte en el filial, para concluir que, en esa zona, no basta un simple retoque. Hay que ir más allá. Y la crisis no ayuda a resolver nuestro problema, que no es otro, que habernos gastado en las tres últimas temporadas, muchísimo dinero, más del que podíamos incluso, en futbolistas que, por una causa o por otra, no han dado en el césped, las prestaciones que su desembolso exigía. El resultado de esa cadena de desaciertos es una nómina altísima y una plantilla sobrevalorada.
Y esto no se soluciona en el mercado de invierno, ni fichando futbolistas cedidos para seis meses, ni por supuesto fichando de golpe a 10 futbolistas en una misma temporada. Ya no es solamente un problema de caja, que también. Es que no es fácil, de una sola tacada, resolver los problemas de calidad que se han acumulado durante varios años en nuestra primera plantilla.
Monchi ha demostrado con creces su valía al frente de la dirección deportiva del equipo más grande del Sur de Europa y no necesita más avales que los que el mismo y su equipo se han ganado diariamente en su gestión durante años. Del Nido es, sin duda, el mejor Presidente de la gloriosa y centenaria historia del club de mis amores. Por eso, y porque deseo que lo sigan siendo, deben poner sus cinco sentidos en salir airosos de esta difícil situación. Vienen tiempos difíciles, pero nadie mejor que ellos para sacar a flote este barco que ahora navega por aguas turbulentas.
Mientras el quipo vela armas para ése trascendental choque que nos puede meter otra temporada más en las semifinales de la Copa de España, el mercado de invierno de fichajes empieza a moverse y casi todos los equipos que tienen objetivos importantes, han empezado a reforzarse. En esa tarea está la dirección deportiva de nuestro querido club con el objetivo de encontrar el equilibrio necesario entre las necesidades deportivas y el obligado desembolso económico. La crisis económica y la caótica situación financiera de la gran mayoría de los clubes de Primera División, con deudas estratosféricas y situaciones de quiebra técnica en cualquier sociedad anónima que no fuese deportiva, obliga a ser muy cauteloso en la decisión.
Además, en el caso concreto de nuestro equipo, Monchi tiene la presión añadida de que no puede volver a equivocarse. Ni Guarente ni Cigarini, por diferentes motivos, han venido a cubrir las carencias del equipo en una línea en la que tras las bajas de Duscher, Martín o Maresca, la eterna lesión de Fazio y la bajísima forma de Renato y Zokora, está clarísimamente descompensada. Es obligatorio pues, fichar y acertar, y sin entrar en nombres propios para no alimentar la especulación periodística, ni tampoco valorar, por mi desconocimiento de su calidad, sobre las preferencias de la dirección técnica, si intuyo que traer a estas alturas a futbolistas de ligas poco competitivas como las de Noruega, o a futbolistas que no conocen nuestra competición y que deberán adaptarse en poquísimo tiempo, y sin contrasta solvencia, el riesgo de error es muy elevado.
Lo peor de todo, sin embargo, es que esta plantilla, descompensada de medio campo hacia atrás, y envejecida por el tiempo, necesita algo más que simples retoques. El equipo no está, a diferencia de etapas anteriores, hecho. O mejor dicho, había un equipo hecho que el tiempo y los errores en las decisiones técnicas – fichajes y entrenadores inadecuados- han ido empobreciendo. En ese objetivo ineludible, más pronto que tarde, de confeccionar una plantilla acorde con nuestro presupuesto, para nadie es un secreto que hay que buscarle sustituto a Palop mientras los que vienen por detrás en el filial – y no me refiero a Javi Varas – terminan de cuajar. Tampoco lo es que los laterales, especialmente el derecho tras la pertinaz indolencia de Konko y la falta de calidad de Dabo, son nuestros flancos débiles.
En el centro de la defensa las dudas son enormes y las bajas de Squillaci con la liga empezada, la cesión de Cala al Cartagena, el traspaso de Adriano al Barcelona y las lesiones de Drago y Sergio Sánchez nos han debilitado en demasía. La conclusión a esta sucinta radiografía, es que esa descompensación de la plantilla, ese equipo que arriba tiene la pólvora de los campeones, pero abajo es de mantequilla, difícilmente conseguirá los objetivos propuestos a principio de temporada y que todo apunta a que se romperá la dinámica de las ocho temporadas anteriores con el equipo clasificado para jugar las competiciones europeas. Más bien al contrario, las estadísticas nos hablan, con los números por delante, que de no corregir el rumbo, nuestro puesto al final del campeonato será más o menos el que ahora ocupamos. La segunda vuelta del campeonato de liga será muy dura y conviene tener los deberes hechos cuanto antes. Me refiero a los 43 puntos, claro. Lo demás sería hacer una segunda vuelta de campeón de liga, algo que un equipo que en toda la primera vuelta saca 12 puntos de 30 posibles en su campo, tiene escasas posibilidades de conseguirlo.
En el centro del campo las dudas no existen. Simplemente tenemos un serio problema que los dineros invertidos en fichajes en los últimos años, (Zokora-Romaric-Guarente-Cigarini-Duscher-Fazio) no han sido capaces de solucionar. Júntese a eso la bajísima forma de Renato, ya en el ocaso de su carrera, la soledad de Zokora como único medio de contención tras las lesiones de Fazio y Guarente, y la poca o nula presencia de los futbolistas que vienen empujando fuerte en el filial, para concluir que, en esa zona, no basta un simple retoque. Hay que ir más allá. Y la crisis no ayuda a resolver nuestro problema, que no es otro, que habernos gastado en las tres últimas temporadas, muchísimo dinero, más del que podíamos incluso, en futbolistas que, por una causa o por otra, no han dado en el césped, las prestaciones que su desembolso exigía. El resultado de esa cadena de desaciertos es una nómina altísima y una plantilla sobrevalorada.
Y esto no se soluciona en el mercado de invierno, ni fichando futbolistas cedidos para seis meses, ni por supuesto fichando de golpe a 10 futbolistas en una misma temporada. Ya no es solamente un problema de caja, que también. Es que no es fácil, de una sola tacada, resolver los problemas de calidad que se han acumulado durante varios años en nuestra primera plantilla.
Monchi ha demostrado con creces su valía al frente de la dirección deportiva del equipo más grande del Sur de Europa y no necesita más avales que los que el mismo y su equipo se han ganado diariamente en su gestión durante años. Del Nido es, sin duda, el mejor Presidente de la gloriosa y centenaria historia del club de mis amores. Por eso, y porque deseo que lo sigan siendo, deben poner sus cinco sentidos en salir airosos de esta difícil situación. Vienen tiempos difíciles, pero nadie mejor que ellos para sacar a flote este barco que ahora navega por aguas turbulentas.
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