Hoy hemos vuelto a ganar a pesar del enorme coladero que sigue siendo nuestra defensa, o mejor dicho, nuestro sistema defensivo. Si ya el primer gol fue un error garrafal de Cáceres que dejó a Navas (lamentable partido el de Jesús) vendido a su suerte en un balón dividido en el interior del área, lo del segundo gol de la Real es de verbena. Increíble que a un equipo de Primera División le hagan ese gol en el último minuto del primer tiempo. Pelota perdida por el lateral izquierdo en el borde del área del equipo contrario, pelotazo a seguir de la defensa de la Real y Joseba Llorente que se coló como periquillo por su casa entre Escudé y Alexis para batir casi cómicamente a Palop, que además de estar descolocado y adelantado, se lesionó en esa jugada.
El partido estaba para perderlo una vez más por esos continuos y horrendos errores que nos cuestan goles y puntos. Pero acertó Manzano en el trueque de Renato (otro partido el suyo para olvidar) por Negredo y el consiguiente cambio de posición de Kanouté. A partir de entonces, el equipo creyó en las posibilidades de ganar y bajo la batuta de Frederic Kanouté, el futbolista más grande que yo he visto con la camiseta de mi equipo, remontamos y ganamos el partido. Tres puntos de oro que confirman la reacción del equipo, pero al mismo tiempo, constatan por un lado la necesidad de terminar con esa sangría defensiva, y por otro, de la obligatoriedad de fichar y acertar, en los refuerzos que apuntalen el medio campo.
Pero hablemos de Kanoute, porque muy pocos, repito, muy pocos futbolistas he visto yo, que ya peino canas, que se hayan puesto la camiseta blanca o roja de mi equipo con tanta dignidad, con tanta profesionalidad, con tanto honor, con tanto cariño, con tanta elegancia, con tanto acierto, con tanta calidad, con tanto esfuerzo, con tanto empeño, con tanta alma, con tanto orgullo, con tanta sobriedad, con tanta ilusión, con tanto amor, con tanto sevillismo, que D. Frederic Kanouté.
En todas las escuelas de fútbol del mundo, en todos los cursos de entrenadores de los cinco continentes, en todas las charlas teóricas prepartidos de todos los campos de fútbol, en todos los manuales tácticos de cómo hay defender una posición y un balón, en todos los exámenes para entrenadores, en todas las videotecas de los directores deportivos, en cada equipo de nuestros escalafones inferiores, a cada uno de nuestros entrenadores de benjamines, alevines, infantiles y juveniles que se disputen en nuestras instalaciones, deberían ponerle siempre el gol, que Kanouté hizo en San Sebastián el 8 de Enero de 2011 para que el Sevilla ganara el partido.
Pongan ése video en las escuelas por favor; enséñensolo a los niños que quieren ser futbolistas del Sevilla. A sus padres, a sus entrenadores y explíquenle como ser grande y parecerlo. Como ser figura y no creérselo. Como ser el máximo goleador del equipo, y el que mejor defiende. Como ser el líder y que los demás te respeten. Como marcar un gol y levantar la admiración del rival. Como enfundarse una camiseta y sentirla, y defenderla.
Algún día podré decirle a mis nietos, que yo tuve la suerte de ver jugar a Kanouté, y le enseñaré el gol que marcó a la Real Sociedad, el 8 de Enero de 2011.
El partido estaba para perderlo una vez más por esos continuos y horrendos errores que nos cuestan goles y puntos. Pero acertó Manzano en el trueque de Renato (otro partido el suyo para olvidar) por Negredo y el consiguiente cambio de posición de Kanouté. A partir de entonces, el equipo creyó en las posibilidades de ganar y bajo la batuta de Frederic Kanouté, el futbolista más grande que yo he visto con la camiseta de mi equipo, remontamos y ganamos el partido. Tres puntos de oro que confirman la reacción del equipo, pero al mismo tiempo, constatan por un lado la necesidad de terminar con esa sangría defensiva, y por otro, de la obligatoriedad de fichar y acertar, en los refuerzos que apuntalen el medio campo.
Pero hablemos de Kanoute, porque muy pocos, repito, muy pocos futbolistas he visto yo, que ya peino canas, que se hayan puesto la camiseta blanca o roja de mi equipo con tanta dignidad, con tanta profesionalidad, con tanto honor, con tanto cariño, con tanta elegancia, con tanto acierto, con tanta calidad, con tanto esfuerzo, con tanto empeño, con tanta alma, con tanto orgullo, con tanta sobriedad, con tanta ilusión, con tanto amor, con tanto sevillismo, que D. Frederic Kanouté.
En todas las escuelas de fútbol del mundo, en todos los cursos de entrenadores de los cinco continentes, en todas las charlas teóricas prepartidos de todos los campos de fútbol, en todos los manuales tácticos de cómo hay defender una posición y un balón, en todos los exámenes para entrenadores, en todas las videotecas de los directores deportivos, en cada equipo de nuestros escalafones inferiores, a cada uno de nuestros entrenadores de benjamines, alevines, infantiles y juveniles que se disputen en nuestras instalaciones, deberían ponerle siempre el gol, que Kanouté hizo en San Sebastián el 8 de Enero de 2011 para que el Sevilla ganara el partido.
Pongan ése video en las escuelas por favor; enséñensolo a los niños que quieren ser futbolistas del Sevilla. A sus padres, a sus entrenadores y explíquenle como ser grande y parecerlo. Como ser figura y no creérselo. Como ser el máximo goleador del equipo, y el que mejor defiende. Como ser el líder y que los demás te respeten. Como marcar un gol y levantar la admiración del rival. Como enfundarse una camiseta y sentirla, y defenderla.
Algún día podré decirle a mis nietos, que yo tuve la suerte de ver jugar a Kanouté, y le enseñaré el gol que marcó a la Real Sociedad, el 8 de Enero de 2011.
No conocia el blog asi que te he enlazado al mio! Un saludo!
ResponderEliminarhttp://sevillistasinfronteras.blogspot.com