martes, 24 de febrero de 2009

¿Libertad para que?




Sabida es la idiosincrasia de esta ciudad dividida en casi todo. La dualidad de la capital de Andalucía se manifiesta en todos los ordenes de la vida y el sevillano ya está acostumbrado a convivir con ella. Macarenos o trianeros, curristas o espartacos, seguidores de Belmonte o de Joselito, y por supuesto, sevillistas y.... los que no tienen la suerte de serlo.

De esa dualidad no se libra ningún sustrato de la sociedad. Y por lo tanto el periodismo apepinado forma parte de esa realidad objetiva. Yo comprendo que tiene que ser difícil para un periodista que escribe con tinta verde contar los éxitos obtenidos, las finales jugadas, los títulos conseguidos, describir la borrachera carmesí que nos ha hecho sentir en estos últimos tiempos el Sevilla Fútbol Club, el equipo más grande del Sur de Europa.

Tiene que ser una dura carga para los plumillas deportivos de esta ciudad, dar fe de que en Nervión se juega a Copas, mientras que camino de Cádiz pintan bastos desde el principio de los tiempos.

Ramón Rodriguez Verdejo, nuestro Director Deportivo los puso en su sitio el otro día en sala de prensa. Y nuestros infalibles, objetivos, y veraces periodistas (primera pedorreta) han puesto el grito en el cielo.

Libertad de expresión, reclaman.
Información veraz, aducen.
Contar la realidad, exigen.

¿Y quien cuestiona eso en el Sevilla Fútbol Club?

¿Qué cadenas impiden a nuestros sesudos periodistas proclamar la realidad futbolística de esta ciudad?

¿Qué mordaza invisible les tiene la boca cerrada para contar la verdad?

¿Qué poder oscuro les obliga a no contar las cosas como son?

Por eso es pertinente, visto la desmesura con la que maltratan a nuestro club, preguntarles a esos articulistas de poca monta, a esos aprendices de la noble profesión de periodistas:

¿Libertad para qué?

¿Para mentir inventando supuestos enfrentamientos entre Luis Fabiano y Manolo Jiménez, como lanzaron todos a coro, unos detrás de otro, apenas hace tres semanas?

¿Para enturbiar, enrarecer, entorpecer y cuestionar torticeramente lo que es incuestionable, futbolísticamente hablando, en nuestra ciudad?

¿Para no contar, o lo que es peor, ocultar la información, de la denigrante ofensa que los descerebrados nazis del Frente Atlético, hicieron a la memoria de Antonio Puerta en el Ramón Sánchez Pizjuán?

Las redacciones deportivas de los medios de comunicación sevillanos, saben que en Nervión existe un proyecto ganador sustentado en el binomio Del Nido-Monchi y antes de ayer con Caparrós, después con Juande, ahora con Jiménez, y mañana con el que esté, ese proyecto es irrenunciable, entre otras cosas, por que nos ha dado a los sevillistas en los últimos años, éxitos deportivos envidiados en otras latitudes.



¿Porqué entonces ponerlo continuamente en solfa?

¿Porqué siempre la botella está medio vacía?

¿Tan difícil es reconocer, que sólo dos equipos de España pueden jugar la final de la Copa del Rey en Valencia, y que uno de ellos puede ser el Sevilla Fútbol Club?

¿Tan cuesta arriba se hace reconocer que el Sevilla Fútbol Club está codeándose en los últimos tiempos con la galaxia futbolística española y no perdido entre el polvillo que va dejando el cometa en la cola?

¿Tiene que ser fuera de nuestra ciudad, donde se nos reconozcan los méritos deportivos al Sevilla Fútbol Club?

No es fácil en el fútbol español abrirse hueco, de manera seria, rigurosa y continuada, entre los dos poderes futbolísticos que representan el Madrid y el Barcelona. La historia del fútbol en España está llena de ejemplos de proyectos fracasados, entre otras razones, por la barrera mediática, federativa y arbitral que ha impedido históricamente, que haya alguien que haga sombra al poder establecido.

A diferencia de otras ligas de prestigio en el mundo, y no sólo en Europa, donde puede salir campeón un amplio ramillete de equipos, aquí no hay igualdad de oportunidades para todos. La historia de la liga lo demuestra. Casi el 65 por ciento de los títulos tienen color merengue y azulgrana.

El resto se reparten las migajas que, de vez en cuando, muy de vez en cuando, caen fuera del plato.

Por eso da mucha rabia, mucha tristeza y porque no decirlo, mucho asco, comprobar que nuestros periodistas deportivos, los mismos que gastan sus energías en vender humo verde, colaboran, directa e indirectamente en esa zafia estrategia.

El sevillismo es exigente y quiere seguir instalado en el éxito, claro que sí. Tiene derecho a ello y nos lo hemos ganado a pulso. Nos hemos instalado entre los grandes de España y de Europa y no queremos salir de ahí; hemos creído en el mensaje de nuestro Presidente, de que lo mejor está por llegar y queremos ayudar a que se cumpla.

Hemos salido airoso y sin ayuda de nadie, de nuestra particular travesía del desierto y no queremos volver a tragar arena. Hemos ganado cinco títulos y no estamos dispuestos a cerrar la sala de trofeos.

Y nuestros medios de comunicación, libres e independientes (segunda pedorreta) no se enteran. Mejor dicho no quieren enterarse. O peor aún. Se enteran, claro que se enteran, pero se dedican a poner barro verde en el camino.

Entrar en el discurso periodistico de que somos los mejores del mundo cuando ganamos y los peores cuando perdemos es un insulto a la racionalidad y a la inteligencia de los sevillistas y no voy a perder ni un minuto en eso, pero hay que decirle a los impacientes de siempre, a los descontentos con casi todo, a los que se hacen eco de las ondas radiofónicas envenenadas de resentimiento, a los que tienen por bandera el pesimismo, a los que el árbol no les deja ver el bosque, a los que reman en dirección contraria aún siendo sevillistas, a los que todo les parece mal, a los que se mueven como pez en el agua en la crispación y la confusión, a los que se contaminan con la baba verde del periodismo independiente y libre de la Sevilla deportiva (tercera y última pedorreta), a todos los que se amparan en la libertad de expresión para disparar contra todo aquello que se mueve en blanco y rojo, que los balances hay que hacerlo siempre al final de la línea de meta, y no a mitad de la carrera.

En fútbol tres puntos son tres puntos, y no hay ninguna otra milonga. Y estamos terceros a estas alturas de temporada. Y a las puertas de otra final donde tendremos el honor, si superamos la eliminatoria contra el Athletic Club, de defender nuevamente el futbol de nuestra ciudad.

Por todo eso la pregunta que hacíamos era pertinente. No manchen la honrosa y noble profesión periodística con libelos y difamaciones. Utilicen la libertad de expresión y la libertad de información que recoge nuestra constitución con anchura de miras. Dejen a un lado las máscaras verdes con las que se camuflan. Informen, contrasten, sean veraces, sean objetivos. Eso es lo que les pidió Monchi y lo que exige el sevillismo a los periodistas deportivos de Sevilla. No deformen la realidad, ni la enturbien, ni empañen una trayectoria deportiva exitosa, orgullo del fútbol de nuestra ciudad.

5 comentarios:

  1. esto es mas de lo mismo, los periodistas sevillanos se rigen por la manipulacion y la falta de rigor. saludos.

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  2. enorme comentario,antonio.
    solo te ha faltado poner la lista de flarag,jeje.
    es lo que tenemos,mientras en madrid y en barcelona los forofos metidos a ''periodistas'' van todos a una con sus respectivos clubes.
    aquí,ya sea por sumisión al que le paga desde madrid o por su verborrea lechuguera,o por su reconocida animadversión hacia este consejo de administración,sólamente se le ponen piedras en el camino triunfante del sevilla f.c.
    es la triste y cruda realidad del panorama mediático de esta ciudad.
    salvo honrosas excepciones,todo lo demás apesta.

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  3. Pues yo no puedo decir otra cosa que amén y que intentes que esto te lo publique algún medio de comunicación para que el que todavía no se haya enterado, se entere.

    Manolo Galán.

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  4. que fuerte la prensa sevillana igualita que los vascos que defienden a los suyos a muerte;animemos a nuestro sevilla como nunca el partido del miercoles es casi un titulo animo sevilla!!!.

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