Vale, de acuerdo, era el Levante, un recién ascendido que jugará a la liga de los 43 puntos, pero era el partido que tocaba ganar. Había que romper esa dinámica negativa de los últimos partidos, había que recuperar la autoestima, y había que ganarlo bien, sin dudas, ni contemplaciones. Con contundencia. Y los tres primeros puntos al casillero, que valen lo mismo contra el Levante o contra el Madrid. Empezamos muy mal con una doble desaplicación de Cigarini, que deshace la barrera, abriéndose inexplicablemente, y después saca la mano para cometer un absurdo penalti para que el Levante se adelante el marcador.
La jugada clave fue empatar rápido tras una buena estrategia a balón parado – por fin, una buena – tras un fortísimo disparo de Jesús Navas –excelente partido el que ha ofrecido el campeón de Los Palacios – al palo que Konko, en su mejor partido desde que está en el Sevilla, y no lo digo por los dos goles que ha marcado, pone el empate en el marcador. Ahí se acabó el Levante y el partido, poco a poco, fue siempre del Sevilla.
Sorprendió a todos la decisión de Antonio Álvarez de dejar en el banquillo “la pólvora” y cambiar el habitual sistema de 4-4-2, para trabajar con tres futbolistas en el medio del campo, con la idea de que Renato enganchase con Negredo arriba. Y lo cierto es que Renato, en el primer tiempo, estuvo mucho más cerca de Zokora, el pivote defensivo más atrasado, que de Negredo. En el segundo tiempo si cumplió esa misión a la perfección, y el equipo lo notó y lo agradeció.
Mucho valor en esa decisión técnica del entrenador que demostró, que no le tiembla el pulso a la hora de repartir camisetas de titular. Con toda seguridad, le hubieran llovido las criticas, la mía incluida por supuesto, si el partido no se hubiera sacado adelante con esta solvencia. Dejar en el banquillo a Luis Fabiano y Kanouté, en un partido comprometido, en una situación peligrosa, es, cuando menos una decisión muy arriesgada, por no decir temeraria, que afortunadamente salió bien.
No quiero terminar sin hablar del árbitro internacional, Pérez Lasa. Árbitro FIFA, aunque parezca inaudito. Pero es así. Se supone además que cuando viaja por Europa, sus auxiliares van con él para hacer el partido. Esos auxiliares que se comen un par de fuera de juegos inexistentes de varios metros, sobre todo el de Kanouté. O ese auxiliar de fondo que no es capaz de enmendarle la plana a Pérez Lasa cuando comete un fallo técnico imperdonable (se inventa una regla nueva), no un error de apreciación, y pita indirecto dentro del área cuando Fazio cede con la cabeza el balón a Palop. Inaudito, e impresentable, repito.
En las hora previas del partido se confirmó la cesión, con opción de compra del central uruguayo, Martín Cáceres. Un buen futbolista que sin duda, junto a Alexis, Fazio, Escudé, Cala, ayudará a elevar la consistencia defensiva del equipo. Hoy dormiremos bien.
La jugada clave fue empatar rápido tras una buena estrategia a balón parado – por fin, una buena – tras un fortísimo disparo de Jesús Navas –excelente partido el que ha ofrecido el campeón de Los Palacios – al palo que Konko, en su mejor partido desde que está en el Sevilla, y no lo digo por los dos goles que ha marcado, pone el empate en el marcador. Ahí se acabó el Levante y el partido, poco a poco, fue siempre del Sevilla.
Sorprendió a todos la decisión de Antonio Álvarez de dejar en el banquillo “la pólvora” y cambiar el habitual sistema de 4-4-2, para trabajar con tres futbolistas en el medio del campo, con la idea de que Renato enganchase con Negredo arriba. Y lo cierto es que Renato, en el primer tiempo, estuvo mucho más cerca de Zokora, el pivote defensivo más atrasado, que de Negredo. En el segundo tiempo si cumplió esa misión a la perfección, y el equipo lo notó y lo agradeció.
Mucho valor en esa decisión técnica del entrenador que demostró, que no le tiembla el pulso a la hora de repartir camisetas de titular. Con toda seguridad, le hubieran llovido las criticas, la mía incluida por supuesto, si el partido no se hubiera sacado adelante con esta solvencia. Dejar en el banquillo a Luis Fabiano y Kanouté, en un partido comprometido, en una situación peligrosa, es, cuando menos una decisión muy arriesgada, por no decir temeraria, que afortunadamente salió bien.
No quiero terminar sin hablar del árbitro internacional, Pérez Lasa. Árbitro FIFA, aunque parezca inaudito. Pero es así. Se supone además que cuando viaja por Europa, sus auxiliares van con él para hacer el partido. Esos auxiliares que se comen un par de fuera de juegos inexistentes de varios metros, sobre todo el de Kanouté. O ese auxiliar de fondo que no es capaz de enmendarle la plana a Pérez Lasa cuando comete un fallo técnico imperdonable (se inventa una regla nueva), no un error de apreciación, y pita indirecto dentro del área cuando Fazio cede con la cabeza el balón a Palop. Inaudito, e impresentable, repito.
En las hora previas del partido se confirmó la cesión, con opción de compra del central uruguayo, Martín Cáceres. Un buen futbolista que sin duda, junto a Alexis, Fazio, Escudé, Cala, ayudará a elevar la consistencia defensiva del equipo. Hoy dormiremos bien.
Asin es 3 puntos a la buchaca y konko joper cuando esta bien el tio la q lia jejeje un abrazo a por el siguiente
ResponderEliminarPues si, el rival era muy flojito, pero también hay que saber ganar esos encuentros.
ResponderEliminarVictoria importante para alejar posibles fantasmas
Un abrazo