Inadmisible el paso atrás del equipo en el segundo tiempo, que coincidió con la pérdida del control del balón en el centro del campo. Incomprensible también la tardanza de Antonio Álvarez en sacar del campo a Renato, desaparecido en combate durante toda la segunda mitad.
El cansancio del equipo en el segundo tiempo y la falta de frescura que no cortó el entrenador desde el banquillo, nos costó el partido y por muy poco, también podría habernos costado la eliminatoria. Jugamos con fuego y a punto estuvimos en varias ocasiones de quemarnos. Palop en otra magnifica intervención, tras clamoroso fallo de Fazio, que sigue con sus imprecisiones atrás, y un balón a la cruzeta del equipo portugés en los minutos finales del partido, podrián habernos mandado para casa prematuramente.
Si contra el FC Barcelona el entrenador resolvió bien los cambios, en esta ocasión no ha sabido buscar alternativas al baño que el Sporting nos ha dado en el segundo tiempo; y entre ese cúmulo de desaciertos técnicos, destaca la tardanza en reforzar convenientemente la medular sevillista. Muy tarde la salida de Cigarini. Tambien fue demasiado tarde el recambio de Kanouté por Negredo, cuando el de Malí (en pleno Ramadán), estaba tremendamente castigado.
Sólo muy al final con la frescura de los cambios, se terminó el dominio portugués, pero ya era demasiado tarde. En definitiva, hemos visto otra vez las dos caras del equipo, con el agravante de que cuando fuimjos muy superiores, no logramos perforar la portería rival. Probablemente de haber marcado Luis Fabiano a poco de empezar el partido, la historia hubiera sido otra. Nervión dictará sentencia en esta elimatoria que se ha puesto muy incomoda.
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