Yo, como todo sevillista, llevo rumiando en mi interior la tristeza de un sonoro fracaso deportivo del equipo más grande del Sur de Europa. Tras el sofocón de ayer noche en la Bombonera de Nervión, ni el sueño ha sido placentero, ni la resaca del día después, agradable.
Sabíamos todos que iba a ser muy dificil pasar la eliminatoria –en mi post de la previa ya lo dejé claro -, pero ni al más pesimista del lugar, se le ocurrió pensar en la posibilidad de que un equipo de medio pelo por su pedigrí europeo– aunque superiores a los nuestros en los dos partidos – viniera a hacernos trizas en nuestro estadio. Nadie, ni el Bénfica de Eusebio, ni el Madrid de D’Stefano, ni el Kaiserlautern de Briegel, ni el FC Barcelona de Hagi, nadie, había profanado de tal manera el santuario sevillista, como ayer lo hizo el Sporting de Braga.
No voy a recordar los momentos claves del partido, ni tampoco me apetece repetir la película de la dolorosa derrota que todos vimos, ni cargar las tintas obre la actuación de tal o cual futbolistas. Si me interesa por el contrario, analizar, evaluar los presuntos efectos secundarios que tendrá esta dolorosa goleada en la previa de la Champions.
Ayer nos jugábamos el objetivo fundamental de la temporada; era, en palabras del entrenador nuestra guerra – en un intento zafio y absurdo de ignorar la hecatombe del Nou Camp -, y los animados portugueses del Braga, nos echaron del césped a gorrazos a base de goles, poderío físico, buen juego, y sentido común. Precisamente lo que nos faltó a nosotros.
Ayer pues, con la eliminación, se fue al garete, no sólo un porcentaje importante del presupuesto como avisaba Del Nido, sino toda una planificación deportiva hecha con los cinco sentidos puestos en esta eliminatoria previa de Champions. Mal, muy mal empieza la temporada – aunque el ingenuo de nuestro entrenador diga lo contrario - para el Sevilla Fútbol Club. De hecho estamos otra vez – todos en el club – donde estábamos cuando el puñetero debate sobre la idoneidad de Manolo Jiménez para el cargo. Cambien el nombre y ya tenemos otra vez el debate abierto.
Quizás sea esta la peor secuela del batacazo de anoche. Los ocho goles en dos partidos, es una carga muy pesada que tarde o temprano se volverá contra el banquillo, y posiblemente no se quede ahí. El panorama es inquietante porque el equipo, a estas alturas de la temporada, y con el inicio de liga a 72 horas vistas, no está hecho, y muy preocupante especialmente la debilidad de nuestro sistema defensivo. Poco le ha durado el crédito entre la afición a Antonio Álvarez, apenas un par de goleadas de escándalo en una semana maldita de Agosto.
De nuevo está abierta la controversia sobre el debate del entrenador y no se si será precipitado y malo para la entidad, como ha dejado dicho el Presidente, tomar una decisión drástica contra quien no cumple los objetivos deportivos de la sociedad. Pero de lo que estoy seguro visto las experiencias, es que un presupuesto de 100 millones de euros, requiere tener mucha más solvencia en el banquillo de lo que hemos tenido tras la espantada de Juande Ramos.
Si se por el contrario, que lo verdaderamente malo para la entidad, para el prestigio deportivo del club, y para la consolidación económica del mismo, es haber dilapidado tres participaciones en la Champions League casi de manera consecutiva contra Fenerbahce, CSKA de Moscú y Sporting de Braga. Decenas de millones de euros dejados de ingresar por, en mi opinión, una nefasta decisión: no cubrir la traición de Juande Ramos con profesionales de reconocida experiencia en solventar compromisos deportivos que exigen un altísimo nivel.
Los aciertos y errores en la faceta deportiva, tiene nombre y apellidos: Ramón Verdejo Monchi y hoy nuestro querido Director Deportivo, en una comparencia de prensa que le honra, así se lo ha atribuido en el día de hoy. No seré yo quien tire la primera piedra contra el mejor profesional que trabaja en el Sevilla Fútbol Club, pero Monchi también sale muy tocado de este maldito mes de Agosto. Ni Jiménez antes, ni Álvarez ahora son responsables únicos de sus fracasos.
Intuyo que nada será igual en el Sevilla después de este tremendo varapalo deportivo y económico cuyas primera consecuencia es la salida de nuestro club de la élite europea. Se impone un golpe de timón que frene la tendencia al fracaso de este proyecto deportivo que azuzado por la crisis, ha sido demasiado cauteloso en la inversión, y ha naufragado a las primeras de cambio. El paso atrás deportivo, es evidente año tras año. Casi nada queda de ese Sevilla poderoso que le endosó una manita al galáctico en su guarida en la Supercopa de 2007; casi nada de ese Sevilla que levantaba la admiración por toda Europa; casi nada queda de ese estilo de juego que nos llevó por dos años consecutivos, a ser el mejor equipo del mundo y a conseguir seis títulos.
Ya no están con nosotros alguno de los protagonistas de aquellas gestas: Alves, Poulsen, Adriano, Keita, Maresca, Martí, David, Javi Navarro....y los que quedan ya rozan o superan la treintena: Luis Fabiano, Palop, Kanouté, Renato, Escudé. Y los que han venido, salvo contadas excepciones, no son mejores que los que se fueron. Ahí empezamos a perder el lugar de privilegio que nos ganamos a pulso. Monchi dice que el proyecto está a salvo, y que no hay cambio de ciclo. Ojalá sea sí, es lo que quiere todo el sevillismo, pero me temo que deberá ser bajo otras premisas que las que no han conducido a la situación actual.
No hay temor mas grande entre la afición, que volver a ser ese equipo vulgar y mediocre que año tras año deambulaba sin pena ni gloria en la Primera División en busca de los 43 puntos salvadores para mantener la categoría. Y no está escrito que eso no pueda ocurrir. Evitarlo, volver a codearse con los grandes de España y de Europa, ser una alternativa real al bipartidismo futbolístico de este país, defender con uñas y dientes nuestro caché deportivo ganado a pulso por toda Europa, depende de que el Consejo de Administración, con Del Nido a la cabeza, entiendan que cada vez está más agotada esa formula de vender caro y comprar barato que tanto fruto nos dio a principios del Siglo XXI. Todavía en cierta manera, estamos viviendo de las rentas de esa maravillosa hornada de futbolistas que nos dio la gloria. Pero si no cesan los pasos atrás, aquella época gloriosa pasará, más pronto que tarde a la historia.
Lo sucedido en esta maldita semana de Agosto, tiene que ser punto y aparte. Cambiar el rumbo, girar el timón de la nave, revisar lo que hemos hecho mal, renovar nuestro compromiso con el buen fútbol que es casi siempre lo que garantiza ganar, innovar las pautas de contratación y seguimiento de los futbolistas, es perentorio, y la crisis económica no debe ser excusa cuando los dineros se administran bien, rejuvenecer la plantilla, volver a buscar en el mercado brasileño –creo que allí está Rosendo Cabezas – un territorio que cuando hemos invertido, ha marcado la diferencia en calidad y en prestaciones. Ahí están los Baptista, Dani Alves, Adriano, Renato y Luis Fabiano.
Hay que cortar esa dinámica negativa en la inversión que ha provocado despilfarrar de manera lamentable casi 60 Millones de euros en tres años, en futbolistas que por uno u otro motivo, no han dado lo que de ellos se esperaba. Y es necesario corregir esa sangría económica apostando por traer futbolistas cuyo porcentaje de riesgo en la contratación, sea menos gravoso que la inversión millonaria por futbolistas que ni de lejos han dado una mínima parte de la inversión realizada.
Debemos recuperar el tono, las sensaciones, el espíritu ganador, la convicción de que podemos recuperar nuestro estilo, nuestra fuerza mental, nuestro orgullo herido. En fútbol, como casi en nada en la vida, no existen los espacios vacíos. Si tu lo dejas, viene otro y lo ocupa. Y este sitio donde estamos, ha costado sangre, sudor y lágrimas. Mantenerlo es la responsabilidad de todos, desde el Presidente hasta el último socio.
¡Ahora más que nunca Sevilla Fútbol Club!
Sabíamos todos que iba a ser muy dificil pasar la eliminatoria –en mi post de la previa ya lo dejé claro -, pero ni al más pesimista del lugar, se le ocurrió pensar en la posibilidad de que un equipo de medio pelo por su pedigrí europeo– aunque superiores a los nuestros en los dos partidos – viniera a hacernos trizas en nuestro estadio. Nadie, ni el Bénfica de Eusebio, ni el Madrid de D’Stefano, ni el Kaiserlautern de Briegel, ni el FC Barcelona de Hagi, nadie, había profanado de tal manera el santuario sevillista, como ayer lo hizo el Sporting de Braga.
No voy a recordar los momentos claves del partido, ni tampoco me apetece repetir la película de la dolorosa derrota que todos vimos, ni cargar las tintas obre la actuación de tal o cual futbolistas. Si me interesa por el contrario, analizar, evaluar los presuntos efectos secundarios que tendrá esta dolorosa goleada en la previa de la Champions.
Ayer nos jugábamos el objetivo fundamental de la temporada; era, en palabras del entrenador nuestra guerra – en un intento zafio y absurdo de ignorar la hecatombe del Nou Camp -, y los animados portugueses del Braga, nos echaron del césped a gorrazos a base de goles, poderío físico, buen juego, y sentido común. Precisamente lo que nos faltó a nosotros.
Ayer pues, con la eliminación, se fue al garete, no sólo un porcentaje importante del presupuesto como avisaba Del Nido, sino toda una planificación deportiva hecha con los cinco sentidos puestos en esta eliminatoria previa de Champions. Mal, muy mal empieza la temporada – aunque el ingenuo de nuestro entrenador diga lo contrario - para el Sevilla Fútbol Club. De hecho estamos otra vez – todos en el club – donde estábamos cuando el puñetero debate sobre la idoneidad de Manolo Jiménez para el cargo. Cambien el nombre y ya tenemos otra vez el debate abierto.
Quizás sea esta la peor secuela del batacazo de anoche. Los ocho goles en dos partidos, es una carga muy pesada que tarde o temprano se volverá contra el banquillo, y posiblemente no se quede ahí. El panorama es inquietante porque el equipo, a estas alturas de la temporada, y con el inicio de liga a 72 horas vistas, no está hecho, y muy preocupante especialmente la debilidad de nuestro sistema defensivo. Poco le ha durado el crédito entre la afición a Antonio Álvarez, apenas un par de goleadas de escándalo en una semana maldita de Agosto.
De nuevo está abierta la controversia sobre el debate del entrenador y no se si será precipitado y malo para la entidad, como ha dejado dicho el Presidente, tomar una decisión drástica contra quien no cumple los objetivos deportivos de la sociedad. Pero de lo que estoy seguro visto las experiencias, es que un presupuesto de 100 millones de euros, requiere tener mucha más solvencia en el banquillo de lo que hemos tenido tras la espantada de Juande Ramos.
Si se por el contrario, que lo verdaderamente malo para la entidad, para el prestigio deportivo del club, y para la consolidación económica del mismo, es haber dilapidado tres participaciones en la Champions League casi de manera consecutiva contra Fenerbahce, CSKA de Moscú y Sporting de Braga. Decenas de millones de euros dejados de ingresar por, en mi opinión, una nefasta decisión: no cubrir la traición de Juande Ramos con profesionales de reconocida experiencia en solventar compromisos deportivos que exigen un altísimo nivel.
Los aciertos y errores en la faceta deportiva, tiene nombre y apellidos: Ramón Verdejo Monchi y hoy nuestro querido Director Deportivo, en una comparencia de prensa que le honra, así se lo ha atribuido en el día de hoy. No seré yo quien tire la primera piedra contra el mejor profesional que trabaja en el Sevilla Fútbol Club, pero Monchi también sale muy tocado de este maldito mes de Agosto. Ni Jiménez antes, ni Álvarez ahora son responsables únicos de sus fracasos.
Intuyo que nada será igual en el Sevilla después de este tremendo varapalo deportivo y económico cuyas primera consecuencia es la salida de nuestro club de la élite europea. Se impone un golpe de timón que frene la tendencia al fracaso de este proyecto deportivo que azuzado por la crisis, ha sido demasiado cauteloso en la inversión, y ha naufragado a las primeras de cambio. El paso atrás deportivo, es evidente año tras año. Casi nada queda de ese Sevilla poderoso que le endosó una manita al galáctico en su guarida en la Supercopa de 2007; casi nada de ese Sevilla que levantaba la admiración por toda Europa; casi nada queda de ese estilo de juego que nos llevó por dos años consecutivos, a ser el mejor equipo del mundo y a conseguir seis títulos.
Ya no están con nosotros alguno de los protagonistas de aquellas gestas: Alves, Poulsen, Adriano, Keita, Maresca, Martí, David, Javi Navarro....y los que quedan ya rozan o superan la treintena: Luis Fabiano, Palop, Kanouté, Renato, Escudé. Y los que han venido, salvo contadas excepciones, no son mejores que los que se fueron. Ahí empezamos a perder el lugar de privilegio que nos ganamos a pulso. Monchi dice que el proyecto está a salvo, y que no hay cambio de ciclo. Ojalá sea sí, es lo que quiere todo el sevillismo, pero me temo que deberá ser bajo otras premisas que las que no han conducido a la situación actual.
No hay temor mas grande entre la afición, que volver a ser ese equipo vulgar y mediocre que año tras año deambulaba sin pena ni gloria en la Primera División en busca de los 43 puntos salvadores para mantener la categoría. Y no está escrito que eso no pueda ocurrir. Evitarlo, volver a codearse con los grandes de España y de Europa, ser una alternativa real al bipartidismo futbolístico de este país, defender con uñas y dientes nuestro caché deportivo ganado a pulso por toda Europa, depende de que el Consejo de Administración, con Del Nido a la cabeza, entiendan que cada vez está más agotada esa formula de vender caro y comprar barato que tanto fruto nos dio a principios del Siglo XXI. Todavía en cierta manera, estamos viviendo de las rentas de esa maravillosa hornada de futbolistas que nos dio la gloria. Pero si no cesan los pasos atrás, aquella época gloriosa pasará, más pronto que tarde a la historia.
Lo sucedido en esta maldita semana de Agosto, tiene que ser punto y aparte. Cambiar el rumbo, girar el timón de la nave, revisar lo que hemos hecho mal, renovar nuestro compromiso con el buen fútbol que es casi siempre lo que garantiza ganar, innovar las pautas de contratación y seguimiento de los futbolistas, es perentorio, y la crisis económica no debe ser excusa cuando los dineros se administran bien, rejuvenecer la plantilla, volver a buscar en el mercado brasileño –creo que allí está Rosendo Cabezas – un territorio que cuando hemos invertido, ha marcado la diferencia en calidad y en prestaciones. Ahí están los Baptista, Dani Alves, Adriano, Renato y Luis Fabiano.
Hay que cortar esa dinámica negativa en la inversión que ha provocado despilfarrar de manera lamentable casi 60 Millones de euros en tres años, en futbolistas que por uno u otro motivo, no han dado lo que de ellos se esperaba. Y es necesario corregir esa sangría económica apostando por traer futbolistas cuyo porcentaje de riesgo en la contratación, sea menos gravoso que la inversión millonaria por futbolistas que ni de lejos han dado una mínima parte de la inversión realizada.
Debemos recuperar el tono, las sensaciones, el espíritu ganador, la convicción de que podemos recuperar nuestro estilo, nuestra fuerza mental, nuestro orgullo herido. En fútbol, como casi en nada en la vida, no existen los espacios vacíos. Si tu lo dejas, viene otro y lo ocupa. Y este sitio donde estamos, ha costado sangre, sudor y lágrimas. Mantenerlo es la responsabilidad de todos, desde el Presidente hasta el último socio.
¡Ahora más que nunca Sevilla Fútbol Club!
Excelente reflexión, sosegada y hecha en frío, como deben hacerse. Poniendo los puntos sobre las íes y llamando a las cosas por su nombre, sin caer en descalificaciones ni dramatismos.
ResponderEliminarEsperemos que los que mandan tengan el sentido común que tan bien se ha citado en este artículo al hablar de cómo jugó el Sporting de Braga.
VAMOS MI SEVILLA VAMOS CAMPEÓN
Un saludo,
Álvaro Ruiz
Buenísima reflexión .
ResponderEliminarSi tomarán en cuenta tus recomendaciones, tal vez, otro gallo cantaría. Pero es fácil decir lo que hay que hacer. Un poco más dificil cómo hacerlo. Y por último el riesgo está en hacerlo.
De todos modos ánimo que estamos empezando.
El zorro plateado.